¿Cómo podemos mejorar nuestro análisis sobre competitividad? Encontrando nuevas dimensiones para el análisis y reafirmando el objetivo de hacerlo con datos. El IMCO publicó en 2006 su primer Índice de Competitividad Estatal (ICE) y un año más tarde la primera edición del Índice de Competitividad Urbana (ICU). El propósito ha sido claro a lo largo de estos años: construir, a partir de los datos, una metodología que permita evaluar la capacidad que tienen las entidades y las ciudades para generar, atraer y retener inversión y talento. Por esta razón es crucial analizar a mayor detalle lo que ocurre al interior de la entidad que más aporta al PIB del país (15 %) y en la que habita el mayor porcentaje de la población (8 %): la Ciudad de México.
Las ediciones más recientes del ICE y del ICU, que fueron publicadas en 2023, ubican a la Ciudad de México, como entidad, en el primer lugar de competitividad estatal del país. Asimismo, destacan al Valle de México, como zona metropolitana, en el quinto lugar de competitividad de las ciudades de más de un millón de habitantes. No obstante, los buenos resultados que muestra en ambos índices, al tiempo que son motivo para destacar, también son una invitación para mejorar nuestro proceso de investigación en torno a la competitividad: entender cómo se distribuyen territorialmente los factores que explican su nivel de productividad relativamente alta entre sus alcaldías.
Para ello, en el IMCO publicamos por primera vez la Radiografía chilanga, que se construyó para complementar el enfoque de análisis de competitividad de la capital del país con una tercera arista: los factores que explican la competitividad de cada una de las alcaldías. En ese sentido, se trata de emplear el modelo de análisis que el IMCO ha construido a lo largo de las últimas tres décadas y aplicarlo a las 16 alcaldías.
Los resultados mostraron que la alcaldía Benito Juárez se posicionó en primer lugar, seguida por Miguel Hidalgo y Coyoacán. Seis alcaldías más obtuvieron un nivel medio alto de competitividad. Otras cinco alcaldías lograron un nivel de competitividad media baja; dejando en los últimos lugares a Tláhuac y Milpa Alta. Por supuesto, esto nos permite tener una primera aproximación a lo que ocurre en las alcaldías, entre otros temas, con respecto a la provisión de bienes y servicios por parte del sector público.
Al final, este primer ensayo nos ofrece oportunidades para mejorar. Primero destaca la importancia de optimizar la infraestructura urbana para aprovechar los niveles de especialización que muestran las alcaldías. También sugiere mejorar la presentación de cifras de finanzas públicas de las alcaldías, a fin de tener mecanismos más robustos de evaluación del gasto. Finalmente, se hace hincapié en promover la participación ciudadana en la generación de indicadores a través de plataformas digitales.
Por ende, en el IMCO el objetivo es muy claro: optimizar los procesos de identificación y uso de variables para medir la competitividad en diferentes niveles de agregación. Con la mira puesta en ese objetivo, el reto, como hace 17 años, sigue estando en el proceso eficiente de los datos y en la mejora continua de los modelos cuantitativos. Por este motivo, nuestra vocación se mantiene vigente.
Publicado en Animal Político