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Libertades amenazadas
La foto muestra a Miguel Ángel Miramontes, un estudiante de secundaria que busca la mirada de Rubén Moreira, pero el gobernador de Coahuila prefiere voltear hacia el piso. El niño-adolescente todavía no tiene edad suficiente para votar, pero ya ejerce su derecho de exigirle cuentas a la autoridad. De acuerdo con el escueto testimonio encontrado en internet, este ciudadano del futuro le preguntó al mandatario norteño por el destino de los 36 mil millones de pesos que su hermano y antecesor contrató como deuda pública. El episodio ocurrió pocos días antes del asesinato del sobrino del gobernador. El dolor indecible y la tragedia que vive la familia Moreira no la eximen de la responsabilidad de responder a la pregunta de este precoz héroe cívico.Al fondo de la imagen, detrás del chico que exige una explicación y del gobernador que no puede darla, aparecen varias cámaras y algunas grabadoras. Sin embargo, el hecho tuvo poco eco en los medios de comunicación. Apenas hay un puñado de notas sobre el incidente. En estados de la República, donde el gobernador mantiene un ferro control político y económico sobre la prensa local, las preguntas incómodas no las hacen los periodistas sino un niño con agallas. La libertad de expresión no es sólo un bastión de nuestra democracia, sino también un foco de alerta sobre la situación financiera de los tesoros públicos.