Opinión

Ser madre adolescente en México

Por: Ingrid Chávez, investigadora de Sociedad Incluyente, y Natalia Campos, investigadora de Anticorrupción.

¿Te imaginas tener un bebé a los 14 años? ¿Te imaginas a esa edad tener que elegir entre cuidar a tu bebé o ir a la escuela? La vivencia de un embarazo a edad temprana tiene efectos en la vida de las madres, pues en muchos casos las adolescentes interrumpen sus estudios para dedicarse al cuidado del bebé y difícilmente retoman su preparación académica, con lo cual disminuye su capital humano, se limitan sus oportunidades para tener mejores condiciones de empleo, se debilita su autonomía económica y, por tanto, sus expectativas de crecimiento profesional se ven mermadas.

En México, hasta 2020, 15% del total de los nacimientos registrados en ese año pertenecían a madres adolescentes menores de 20 años, sin embargo, esta realidad es distinta en cada entidad del país donde la tasa puede llegar a 18% como en el caso de Guerrero. Estas cifras representan un problema de salud pública que pone en riesgo la vida de ellas y la de sus hijos y podría estar relacionado con la violencia de género que viven las mujeres desde edad temprana.

La maternidad adolescente tiene diferentes matices cuando se consideran las condiciones socioeconómicas. En un texto del autor Carlos Stern expone un análisis etnográfico en el que se entrevistó a un grupo de jóvenes de diferentes sectores sociales. En este concluye que las mujeres adolescentes que viven en sectores urbanos marginales ven el embarazo como una forma de salir de ese contexto adverso marcado por la explotación, el maltrato y el abuso al interior de sus hogares.

Así, el embarazo adolescente se presenta como un problema complejo, con múltiples causas y manifestaciones, que además recaen de forma diferenciada entre hombres y mujeres. Un estudio cualitativo realizado a padres adolescentes entre 15 y 19 años concluyó que la mayoría de ellos no conviven con sus parejas ni sus hijos, por lo que su relación de paternidad es casi nula o se da desde la distancia física, social y emocional. Generalmente, son las madres las que deben asumir las tareas de cuidado del bebé. En casos como este, las dinámicas en el cuidado y los roles de género persisten en las distintas etapas de vida de las mujeres.

Además, hay evidencia de que los ingresos anuales de las madres adolescentes son 32% menores a los de quienes fueron madres en edad adulta. El ingreso anual promedio de estas últimas es de 68 mil 190 pesos, mientras que para quienes tuvieron hijos en la adolescencia es de 46 mil 627 pesos.

En suma, este fenómeno requiere de políticas públicas que apoyen a las madres adolescentes para mejorar las expectativas de vida de ellas y sus bebés, así como elevar su costo de oportunidad. Para ello se requiere un plan que fomente el regreso de las adolescentes a las aulas para continuar y concluir su educación a través de información, estímulos académicos y programas de estudio flexibles.

Asimismo, es importante considerar la generación de información sobre las condiciones que enfrentan las madres jóvenes en el país, incluyendo estudios cualitativos que permitan entender mejor sus decisiones. Es necesario tener mejor información para mejores políticas públicas; invertir en las mujeres hoy significa invertir en el talento femenino del futuro.

Publicado en La-Lista.

18-05-2022