Artículo

Mitos sobre el subsidio a la gasolina

Carlos Grandet | @cgrandet | Animal Político

Subsidio a la gasolina
¿A quién beneficia el subsidio a la gasolina?

La reforma fiscal aprobada este año plantea la eliminación gradual del subsidio a los combustibles fósiles, además de un impuesto a la gasolina de 10.38 centavos por litro. Esta es una política que ha generado gran polémica entre la sociedad; la noción general apunta a que este subsidio beneficia a los más pobres. Nada más alejado de la realidad.

Según datos de la SHCP, por cada peso del subsidio a la gasolina que recibe un individuo perteneciente al 10% de la población con menores ingresos, un individuo en el 10% más rico se lleva 32 pesos.Esto es porque los individuos de mayores ingresos tienden a demandar mayor cantidad de combustible. Para ayudar a desmitificar algunas ideas alrededor del subsidio a la gasolina, en el IMCO hicimos una aplicación interactiva que ofrece evidencia al respecto.

A continuación te presentamos algunos de los mitos y la evidencia que los refuta:

1.      El subsidio beneficia a quienes menos tienen

Como mencionamos, el esquema actual en realidad subsidia a los segmentos más ricos de la población. El 20% más rico del país recibe casi 60% del beneficio total. En contraste, el 20% más pobre recibe tan sólo el 3%. Si lo comparamos con políticas de combate a la pobreza, encontramos que tenemos maneras más eficientes de redistribuir la riqueza. Un ejemplo son las becas educativas de Oportunidades en donde 65.3% del beneficio lo recibe el 30% más pobre del país. O bien, el Seguro Popular en donde 7 de cada 10 afiliados pertenecen a la mitad de la población que percibe menores ingresos.

Una política social tiene incidencia progresiva cuando entre menores ingresos tienes, más apoyo recibes. El subsidio a la gasolina claramente no es una política progresiva. En la pestaña ¿A quién beneficia? la herramienta del IMCO te permite analizar cuáles políticas realmente benefician más a los que menos tienen y cuáles le dan más a los de mayores ingresos.

2.      El subsidio a la gasolina es una política social eficaz

Actualmente, el Estado mexicano destina una cantidad de recursos importante al subsidio de la gasolina. En 2012, el subsidio representó 220 mil millones de pesos, lo que equivale a 1.4% del PIB. Durante 2013, la SHCP previó disminuir el subsidio y lo cifró en 48 mil 895 millones de pesos para todo el año. Sin embargo, a septiembre de 2013, el subsidio rebasaba los 82 mil millones de pesos, muy por arriba de las predicciones de la SHCP.

¿Qué hubiéramos podido hacer con estos recursos? Si tomamos el monto del subsidio en el 2012 hubiera alcanzado para incrementar más de tres veces el programa Oportunidades o el Seguro Popular.

En el sector educativo, con el monto del subsidio hubiéramos podido pagar 7.58 veces el presupuesto total de la UNAM. Invertir en la educación es, sin duda, una política eficaz para disminuir la pobreza. Si quieres conocer para qué más nos hubiera alcanzado entra a la pestaña “¿Qué dejamos de hacer?”.

3.      El subsidio a la gasolina no tiene impacto ambiental

Generalmente, un subsidio causa un mayor consumo de un bien. Al subsidiar la gasolina estamos generamos incentivos para el uso del automóvil y los combustibles fósiles, lo cual a su vez tiene un impacto social reflejado en mayor contaminación. En este sentido, la discusión debería estar centrada en cómo reducir el consumo de la gasolina y transitar hacia opciones más sostenibles.

Actualmente, México es uno de los países con mayor consumo de gasolina en el mundo al ubicarse en la posición 25. Al año se consumen 295 litros de gasolina por persona lo que nos convierte en el país latinoamericano con mayor consumo per cápita.

Una política pública eficaz debería estar orientada a gravar el consumo de gasolina y utilizar los recursos disponibles para financiar mejoras en el transporte público y la movilidad.

4.      Los impuestos a la gasolina generan una mayor inflación

Un aumento en el precio de la gasolina puede generar un aumento en los precios de los bienes que requieren transporte, como los alimentos. Sin embargo, esto no implica que habrá mayor inflación en el largo plazo. La inflación se define como un aumento sostenido y generalizado de los precios en una economía. La implicación es que un aumento en la gasolina tendrá presiones inflacionarias, pero a menos que haya problemas estructurales en la economía, los precios no continuarán aumentando.

En realidad, si analizamos experiencias de otros países podemos ver que los precios bajos de la gasolina no garantizan una inflación baja. Venezuela tiene uno de los precios de gasolina más baratos del mundo en 35 centavos de peso por litro y una inflación de 50% anual. Además, los impuestos a la gasolina tampoco generan más inflación. En Corea del Sur, Italia y Noruega hay un impuesto de más de 10 pesos por litro y ningún país tiene una inflación mayor al 3% anual. Si quieres conocer la inflación y el monto del impuesto a la gasolina en algunos países del mundo, selecciona la pestaña “¿Qué se hace en el mundo?”en la herramienta interactiva.

 

IMCO propone:

1. Eliminar los subsidios a los hidrocarburos por su poca capacidad redistributiva

2. Incentivar un uso más racional de los automóviles a través de un impuesto a la gasolina o a los vehículos automotrices.

3. Etiquetar los recursos disponibles exclusivamente para financiar mejoras en transporte público y en movilidad peatonal.

Si quieres aprender más sobre este subsidio te invitamos a seguir navegando por nuestra herramienta.

 

Ver nota completa en Animal Político