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2019: una dicotomía

Este año, el ámbito público se caracterizó por la polarización, la división, los puntos de vista extremos, totalitarios y excluyentes. Un halo dicotómico permeó los puntos de vista y la discusión de las políticas públicas. A favor o en contra del partido, del presidente, de la autoproclamada cuarta transformación. A continuación, un breve recuento.

No se cuestiona la capacidad de gobernar y los principios morales de los funcionarios públicos, pero se exhibe la falta de conocimiento, descuido y negligencia para la toma de decisiones. Se aplica una política de austeridad (ley de austeridad), pero se está dispuesto a pagar cualquier costo por lograrla. 

Se aplaude la estrategia mediática del Gobierno, su capacidad de dirigir la agenda pública del país, y al mismo tiempo, se muestra que esa es su única estrategia. Se reconoce la inversión y generación de empleos, pero se reclama el despilfarro, la necedad y el abuso de poder.

Se proclama la división de poderes y el sistema democrático, pero a la vez se ataca a los órganos autónomos, se copta al Poder Judicial y al Legislativo (nombramientos de ministros). Se dice que nada por la fuerza, todo por el derecho, y se termina estableciendo el derecho por la fuerza. Se eliminan apoyos y condonaciones a los más privilegiados, pero se exacerba el presidencialismo y la discrecionalidad para el pago de impuestos (reforma educativa y decreto gastos fiscales). 

Se sataniza al modelo económico y al mismo tiempo se debilitan las herramientas para transformarlo y tomar decisiones informadas. Se anuncia el impacto de programas sociales y se ataca la técnica, la evaluación y la medición (Coneval). Se promete un manejo responsable de recursos públicos, y paralelamente se invierte en un aeropuerto (Santa Lucía), refinería (Dos Bocas) y tren (Maya) que generan más costos que beneficios. Se reclama que nunca hay debate y discusión sobre el Paquete Económico y se abandona la oportunidad de generar acuerdos (Presupuesto 2020). 

Como una liga que se estira, los puntos de vista extremos terminan por ser insostenibles. Al momento de la ruptura se podrá ver que los extremos están más cerca de lo que se pensaba. Otra analogía, en cualquier relación personal o profesional, se necesita de todos los involucrados para que funcione o termine por ser un desastre. 

Más nos vale (sociedad y Gobierno) que pronto entendamos que no podemos construir desde los extremos. Habrá que tomar lo bueno de la polarización y discusión para encontrar los justos medios. No debemos confundir un debate democrático con un conflicto irresoluble. A fin de cuentas, todos compartimos un objetivo común: un México más próspero.

P.d. Felices fiestas. Que el 2020 sea un año de oportunidades y construcción de acuerdos para un México más justo, competitivo e inclusivo.

Publicado por El Sol de México.
31-12-2019