La mayor parte de los mexicanos vivimos en ciudades. De acuerdo con el INEGI, 79% de las personas habitan en zonas urbanas. Esto quiere decir que las ciudades son las encargadas de la provisión de bienes y servicios. Sin embargo, en México no existe un gobierno por cada una de las ciudades, son los 2,459 municipios el ámbito de gobierno más cercano a la población. En ellos recaen cuestiones básicas como la recolección de basura, el alumbrado público, la pavimentación, los mercados, parques, jardines y panteones. Sin embargo, también en ellos recaen facultades en conjunto con la Federación y los gobiernos estatales: la seguridad pública, la provisión de servicios de salud y la regulación territorial.
Los municipios tienen de cajón 17 servicios y funciones de acuerdo con la Constitución, pero en algunos casos, se ha documentado que alcanzan hasta 43 responsabilidades. Las atribuciones y tareas adicionales son impuestas por las constituciones estatales y leyes de cada estado. En la práctica, con esta sobrecarga de tareas, los municipios están diseñados para el fracaso. No hay recursos públicos que alcancen para esta provisión de bienes y servicios, mucho menos que sean prestados con calidad. Por ello, los municipios tienen una tarea que resolver: generar más recursos.
Por sí mismos, los municipios únicamente generan 20.8% del total de sus ingresos a través del cobro de impuestos, derechos, productos, aprovechamientos y contribuciones de mejoras. La mayor parte de sus recursos (74.2%) provino de transferencias etiquetadas –aportaciones– y no etiquetadas – participaciones– de parte del Gobierno Federal y de los gobiernos estatales. La pregunta es ¿cómo pueden los municipios generar más recursos que les permitan proveer bienes y servicios públicos de calidad?
La respuesta está en aprovechar las atribuciones municipales en materia de regulación del desarrollo urbano y los bienes inmuebles. Específicamente, los municipios son los encargados de percibir las contribuciones sobre la propiedad inmobiliaria, de su fraccionamiento, división, traslación y mejora. El impuesto predial es la principal fuente de ingresos de los municipios. No obstante, para 2020, solamente se recaudaron 52.6 mil millones de pesos, aproximadamente 417 pesos por habitante, equivalente al 20% del presupuesto de la Secretaría del Bienestar para este año.
En México se recauda mal y poco. Los municipios no son capaces de cobrar el impuesto predial porque no cuentan con catastros actualizados. Los catastros son sistemas de información básica del territorio que contienen el inventario o censo de las características de los bienes inmuebles. De acuerdo con el estudio del IMCO sobre catastros municipales, en 2020, ¡solo 5.96% de los municipios actualizaron 100% de su catastro y menos de 1% de los municipios del país (26 municipios) aporta la mitad de la recaudación total del impuesto predial!
Ante este panorama, el mensaje no debe ser malinterpretado. No se trata de cobrar por cobrar a los ciudadanos. Se trata de que los municipios se hagan cargo de sus responsabilidades y que tengan los recursos y capacidades para hacerlo. Ninguna persona estaría dispuesta a pagar más impuestos si no observa una mejora en su entorno: calles limpias, alumbradas, bien pavimentadas o viviendas con servicios de agua potable, seguridad pública, áreas verdes y recolección de basura.
El abandono de los municipios implica el descuido y desamparo de los ciudadanos. Independientemente de que el Gobierno Federal o estatal tengan deficiencias en el desempeño de sus funciones, si los gobiernos municipales no funcionan correctamente, el impacto en las personas es directo. Ya vimos que desde arriba no vendrá la solución. Nos toca construir desde la base gobiernos municipales que provean servicios públicos para el bienestar de la población.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan la postura institucional.
Publicado en El Sol de México.
26-06-2023