Aunque llevo casi dos años estudiando y pensando en el fenómeno de la relocalización de las cadenas globales de valor y sus consecuencias, la evidencia más clara de su presencia en México la vi en un par de visitas que realicé a Tijuana y Chihuahua. En ese par de viajes también confirmé que las políticas locales son imprescindibles y urgentes para el aprovechamiento del reacomodo geopolítico y comercial de los próximos años.
Es impresionante la vista de los nuevos parques industriales que se desarrollan a toda prisa donde antes sólo había cerros pedregosos que parecían sacados de un cuento de Rulfo, cerca de Otay II, el nuevo cruce internacional que se está construyendo en el extremo noroeste del país.
En Chihuahua pude ver la estrategia que algunas empresas manufactureras están implementando para traer algunos procesos productivos de sus fábricas ubicadas en China y aprovechar la capacidad instalada que ya tienen. Sí, sí hay algo nuevo en la industria mexicana.
Sin embargo, por ser una palabra de moda, el nearshoring se usa cada vez más para explicarlo todo, lo que es igual a no explicar nada. En los últimos meses, la palabra se usa para dar cuenta de los datos de empleo formal a nivel nacional, lo mismo que para resaltar la fuerza de nuestra moneda. Sin duda, en algo contribuye este fenómeno para explicar la situación del mercado de trabajo y el tipo de cambio, pero el fervor es mal consejero del rigor.
La verdad es que medir con precisión los efectos y las tendencias de un fenómeno así de complejo -y que además se manifiesta primero en las tensiones, luego en las intenciones y hasta el final en las operaciones económicas- será difícil. Pero esa dificultad debe enfrentarse y resolverse, pues las implicaciones de este reacomodo productivo y comercial son una verdadera oportunidad para el crecimiento económico y el desarrollo social en México.
Afortunadamente, ya hay algunos ejercicios de identificación de la presencia del nearshoring en México. La baja disponibilidad de espacio en los parques industriales, los anuncios de inversión por parte de empresas extranjeras, los indicadores de construcción industrial en los Estados Unidos, nuestras exportaciones a ese vecino del norte y el mercado de trabajo tan ajustado en algunas ciudades de vocación manufacturera son todas buenas señales. Algunas más blandas que otras, pero el hecho es que hay una nueva dinámica económica en segmentos muy específicos.
Desde luego, la Inversión Extranjera Directa (IED) ha sido central en los análisis y discusiones de los últimos meses. La mayoría de esos análisis, sin embargo, se realizan a nivel nacional y a nivel agregado, es decir, en ocasiones ni siquiera distinguen entre las nuevas inversiones, las reinversiones y las cuentas entre compañías. Hace falta mayor granularidad para entender las causas del fenómeno.
En el IMCO realizamos un análisis que intenta distinguir la IED que llega a 57 ramas económicas -asociadas con el nearshoring- del resto. Además, hicimos un cruce a nivel entidad federativa para poder observar trayectorias más específicas que nos respondan, por ejemplo, la pregunta sobre cómo se ve la IED en los sectores más favorecidos por el nearshoring en determinados estados.
Los hallazgos son muy interesantes (aunque limitados por la disponibilidad de los datos publicados por la Secretaría de Economía). Con datos al tercer trimestre de 2023, a nivel nacional se observó una reducción en la IED de 5% con respecto al mismo periodo de 2022. Sin embargo, al distinguir las ramas económicas, resulta que las asociadas con el nearshoring observaron un aumento de 47%, mientras que en las que no pertenecen a ese grupo, se redujo 27%.
Al hacer el análisis para un grupo de entidades federativas, Aguascalientes es muy destacable. La IED asociada con el nearshoring creció 310% en los primeros nueve meses del año pasado, mientras que en el conjunto. el incremento fue de sólo 146%. En una situación contraria se encuentra Veracruz, donde la IED total creció 52%, pero la presente en las ramas asociadas con la relocalización de cadenas de valor se redujo 20%.
Me parece que, además de brindar información relevante, que ayuda a comprender mejor el nearshoring, es una investigación que enfatiza, una vez más, que para lidiar con fenómenos globales, con tantas variables que están fuera de nuestro control, la mejor política siempre será local y basada en evidencia.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan la postura institucional.
Publicado en Reforma.
02-01-2024