A mi niña amada:
Esta semana es muy importante para nosotras. El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un día para reflexionar sobre lo que falta para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres.
Eres aún muy pequeña para estar consciente de lo hartas que estamos de no contar con las mismas oportunidades. En el pasado se nos veía como el sexo de menor valor. Hay que reconocer que las cosas han evolucionado y poco a poco ha cambiado esa concepción. Las circunstancias que tú estás viviendo son mejores para tu desarrollo personal y profesional que las que me tocaron a mí. Así como las condiciones que yo enfrenté fueron mucho más inclusivas que las que enfrentó tu abuela.
En México, las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos, al menos en papel. Sin embargo, a lo largo de la historia se han asignado roles de género y definido estereotipos que han abierto brechas en nuestra sociedad que impiden que esos derechos se materialicen.
En específico, en nuestro país pareciera estar muy arraigada la idea de que las mujeres somos cuidadoras mientras que los hombres son proveedores. Aunque esta frase te sonará de antaño, las estadísticas reflejan que esta idea se concreta en la mayoría de los hogares.
Una mexicana destina 72% más horas al trabajo del hogar y de cuidados que un hombre, sin recibir un peso por ello. Este tipo de trabajo, aunque necesario, es agotador y a veces ni las gracias nos dan.
Más aún, el tiempo es un bien escaso para cualquier persona. Si la mayoría del día de una mujer se invierte en cuidados sin pago, difícilmente le queda tiempo para trabajar en el mercado laboral o estudiar. Por eso, no sorprende que en México solo cuatro de cada 10 mujeres tienen un empleo , en contraste con casi ocho de cada 10 hombres.
En vísperas de un día tan especial quiero reafirmar el compromiso que tengo contigo para decirte, con palabras y acciones, que eres una niña capaz de lograr lo que te propongas en la vida. Para que desde tu casa no sientas distinciones con tus hermanos. Para que cuando crezcas seas libre de elegir el camino que quieras seguir, sin sentir culpa ni la sensación de que no te lo mereces.
Quiero que sepas que muchas veces no jugamos juntas porque me dedico a entender, desde mi trinchera, qué frena a las mujeres para continuar con su carrera profesional e identificar posibles acciones para acelerar cambios en favor de la igualdad.
Sueño con un México en donde todas las niñas como tú sepan que son valiosas y que tienen talento que pueden aprovechar en lo que más les guste y les convenga. Donde las empresas reconozcan los beneficios de la diversidad y ofrezcan mejores condiciones para las mujeres.
Donde ellas sepan que solo necesitan esfuerzo -como cualquier hombre- para alcanzar los puestos más altos, al grado que no sea necesario medir cuántas mujeres encabezan empresas o instituciones públicas porque es algo común. Un país que sea seguro para nosotras.
En lo que eso sucede, seguiré alzando la voz a través de mi trabajo, con datos que visibilicen brechas y contribuyan a generar conciencia. Estoy convencida de que junto con millones de mujeres lograremos cambios, aunque sean incrementales, para construir una mejor sociedad.
Con amor y sororidad,
Mamá
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en Expansión.
07-03-2022