El pasado 30 de abril, la Secretaría de Hacienda presentó la Cuenta Pública 2019, la primera de la Administración actual. Este documento muestra el manejo y gestión de los recursos de todo el aparato público. Esta pieza fundamental en la rendición de cuentas nos ayuda a determinar si efectivamente se gastó en lo que se presupuestó.
Analizar el gasto del Poder Ejecutivo es particularmente de interés si se considera que ejerce el 75% de todo el presupuesto federal. Sin olvidar qué pasó en la administración de Peña Nieto (se subestimaban sistemáticamente los ingresos, se gastaba más de lo presupuestado y se endeudaban más de lo planeado), ¿qué pasó en 2019?
De acuerdo con la Cuenta Pública 2019 se registró nuevamente una subestimación de ingresos del sector público, con una variación del 2%. En el gasto neto total se registró una disminución de 0.4% respecto al presupuesto aprobado por los diputados. Estas variaciones están dentro del parámetro aceptable de +/- 5% de variación. Con estos datos parece que el gasto de 2019 es una buena noticia. Desafortunadamente, esta ilusión desaparece cuando hacemos un análisis a mayor detalle.
Cuando nos enfocamos en el Poder Ejecutivo vemos que originalmente se presupuestaron 4.36 billones de pesos, sin embargo, fueron 4.44 billones los efectivamente gastados. Aunque representa una variación de 2%, se gastó más y hay casos alarmantes: la Secretaría de Energía tuvo un presupuesto de 27 mil 229 mdp y terminó ejerciendo 128 mil 326 mdp. Esto significa que gastó casi cuatro veces su presupuesto aprobado. Algo similar sucede con la Secretaría de Hacienda que registró una variación de 117% al alza en su gasto.
Otros datos de la Cuenta Pública que preocupan son los relativos a los recursos destinados a la inversión del Gobierno federal, la cual fue 6.4% menos de lo aprobado en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), y ¡19%! menor respecto a 2018 en términos reales. La inversión pública más baja de los siete últimos años.
Además de los escándalos de corrupción de su titular, la Comisión Federal de Electricidad tuvo 30% menos inversión que lo planeado y 13% más de gasto de operación y pensiones, de acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). Por su parte, Pemex tuvo un subejercicio total de 93 mil mdp en inversión y ejerció solo 72% de los recursos aprobados totales. La petrolera sigue sin presentar un verdadero plan de negocios.
A pesar de que los estados y municipios no vieron reducidas sus aportaciones y participaciones, el gasto total transferido de la Federación a estos gobiernos subnacionales disminuyó 43 mil mdp respecto a 2018. Esto debido a que se redujeron las transferencias realizadas por medio de convenios y subsidios. No extraña que el reclamo de abandonar o renovar el pacto fiscal esté más presente que nunca.
Es impensable que después de este desempeño se otorguen facultades extraordinarias al presidente para disponer de recursos. La iniciativa enviada por el presidente para reformar la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria atenta contra la división de poderes. Una persona no puede decidir el presupuesto del país. El PEF debe ser plural y consensuado, sobre todo en una emergencia.
La Cuenta Pública 2019 deja claro cómo están las finanzas públicas de México: subejercicios, menos inversión y mala planeación. En tiempos de COVID-19 es increíble que el Ejecutivo siga hablando de no endeudar al país, cuando eso ya pasó, se emitió deuda y se elevó su costo. Lo que se debería de discutir y cuidar es cómo y cuándo pagarla. ¿Cómo convertir los harapos de las finanzas en un cobertor que proteja a los mexicanos?
P.D. Si puedes, #QuédateEnCasa.