Opinión

Economía mexicana, cómo va

FOTO: PRESIDENCIA/CUARTOSCURO.COM

El estado de la economía mexicana siempre será debatible. Entre las posturas dramáticas que señalan la llegada del apocalipsis y las ridículas que opinan que estamos en unas nubes de algodón, está la sabia postura que nos regalan Los Fabulosos Cadillacs y Celia Cruz: la nuestra es agua de río mezclada con mar. Y es que tener más información a la mano nos ayuda a depurar nuestras opiniones y ponderar mejor los discursos que escuchamos o leemos a diario.

El crecimiento de la economía en la primera mitad de 2023 ha sobrepasado las expectativas, en parte por un buen desempeño del sector de servicios –en particular los asociados al turismo–. Pero también es una realidad que la economía estadounidense muestra un desempeño mejor al esperado, lo que a su vez impulsa nuestras exportaciones. Con todo, los niveles de producción superan en apenas 2 % el máximo nivel alcanzado antes de la pandemia, en el tercer trimestre de 2018.

Gráfica con el crecimiento del PIB de 2015 al primer semestre de 2023.

Ahora bien, si analizamos la producción de la mano con el crecimiento de la población (el PIB per cápita), apenas llegamos al nivel previo a la pandemia y todavía no se recupera de la tendencia a la baja que se registró a partir del inicio de 2018. Y aunque este suele ser un indicador importante sobre la riqueza, la mayoría de nosotros nos preocupamos más sobre lo que nos dicen nuestros bolsillos.

En promedio y de acuerdo con datos del INEGI para el primer trimestre de 2023, los mexicanos tuvieron un ingreso laboral 3.3 % mayor que al inicio de la pandemia. Con este incremento, la tendencia de pobreza laboral (el porcentaje de la población cuyo ingreso laboral es insuficiente para adquirir una canasta alimentaria) se encuentra a la baja, pero desafortunadamente sigue por encima del nivel que tenía al inicio de 2020.

Entre el crecimiento económico y los ingresos de los trabajadores existe una conexión profunda que se materializa a través del mercado de trabajo, del que dependen la cantidad y calidad de las oportunidades laborales. Al cierre de junio, había más de 58 millones y medio de personas con un trabajo, lo que fue 2.1 % mayor que en junio de 2022.

De ese total, más de 32 millones y medio de personas se ocuparon en la informalidad, lo que significa que la fragmentación del mercado de trabajo continúa, y que más del 55% de la población trabajadora no tiene acceso a seguridad social. Esto representa un freno para la economía, por al menos dos razones: la primera es que sus gastos en salud y asociados a la incapacidad o el desempleo pueden resultar catastróficos; la segunda es que trabajar o emprender en la informalidad representa obstáculos de acceso a financiamiento que les permita mejorar su productividad e ingresos.

Como decía, la situación de la economía es en parte una cuestión de opiniones, pero los datos siempre ayudan a matizar y complejizarlas, sobre todo cuando la discusión pública está más que politizada y muy polarizada. Aunque reconozco que algunos datos de este año dan para el optimismo, es un hecho que la recuperación de la pandemia tardó mucho, que la estructura del mercado de trabajo sigue igual, y que la pobreza laboral afecta aún a millones de personas.

Mi perspectiva es muy predecible en un economista: podemos y debemos hacer lo necesario para estar mucho mejor.

Publicado en Animal Político.

10-08-2023