Opinión

El poder femenino en la fuerza laboral

FOTO: KAREN CASTAÑEDA/CUARTOSCURO.COM

México es un país de brechas, donde las desigualdades son más graves para las mujeres, especialmente en el ámbito laboral y doméstico. Aunque la brecha salarial de género es la más común en las conversaciones, no es la única brecha laboral que hay que cerrar: el acceso al empleo también está lejos de estar equilibrado entre hombres y mujeres. Mientras que 7 de cada 10 hombres en edad para trabajar se encuentran activos en el mercado laboral, únicamente 4 de cada 10 mujeres lo hacen.

¿Qué pasa con el resto? Aunque hay 28.5 millones de mujeres que podrían sumarse a la economía remunerada, la mayoría de ellas son consideradas como no disponibles porque no tienen interés en buscar un trabajo. Es común que la razón sea porque están estudiando bachillerato o universidad; sin embargo, hay más razones latentes para esta decisión como querer dedicarse a su hogar. A pesar de ello, aún quedan 3.5 millones de mujeres que se podrían incorporar al mercado laboral.

El poder femenino que se puede aprovechar en el mercado laboral son las mujeres disponibles que, aunque tienen tiempo, no trabajan ni buscan empleo, pero están listas para hacerlo. Casi todas ellas estarían dispuestas a emplearse si alguna de las ofertas laborales se adaptara a sus necesidades. Este grupo de mujeres disponibles desean trabajar, pero no encuentran un espacio adecuado que cumpla con las condiciones necesarias para poder continuar con sus labores de cuidado que, aún en 2023, siguen dependiendo principalmente de ellas.

¿Por qué debería preocuparnos que ellas no trabajen? En primer lugar, hay una oportunidad económica perdida. Imaginemos un país en el que logramos que esas 3.5 millones de mujeres consigan un trabajo de medio tiempo (4 horas diarias). Eso sería equivalente a 14 millones horas de trabajo remunerado diarias, horas que se transformarían en producción de bienes y servicios para la venta nacional e internacional, lo cuál generaría un incremento en el PIB del país. Este incremento sería beneficioso, no sólo porque se alcanzarían niveles más altos de crecimiento, sino por los fenómenos derivados de este, como la recepción de mayor inversión extranjera y la atracción y retención de talento.

En segundo lugar, si una mujer ingresa y permanece en el mercado laboral es probable que, con el paso del tiempo, reciba un mayor salario y avance en su posición jerárquica (donde, además, tendría oportunidad de igualar las condiciones laborales entre ambos sexos). Aunque aumentar la participación femenina en el mercado laboral no rompe las brechas salariales y jerárquicas, integrarlas a la economía es el primer paso para que continúen su carrera profesional y que puedan alcanzar mejores condiciones. Así, se eleva la posibilidad de que ocupen puestos de toma de decisión, que permitan hacer cambios efectivos en políticas empresariales y otorgar prestaciones más inclusivas. Además, sus historias se convertirían en modelos a seguir, especialmente en aquellos sectores económicos con mayor desigualdad.

Por último, y no por ello menos importante, trabajar es un derecho. Quien desee ejercerlo debería poder hacerlo sin tener que enfrentarse a una predisposición del mercado a ser descartado por un rol de género. Las mujeres embarazadas y madres de bebés y niños pequeños son las más desfavorecidas al momento de buscar trabajo, pues las labores de cuidado demandan más tiempo y recaen casi en su totalidad en las mujeres. Incluso se piensa que, debido a esas características, tienen más posibilidad de renunciar, y como menciona Norma Ríos en su libro “Rompe la brecha”, muchas veces los patrones prefieren contratar hombres y capacitarlos en lugar de contratar mujeres capacitadas.

Hay muchas mujeres que quieren y podrían sumarse a la fuerza laboral, generar sus propios ingresos y ser cada vez más independientes. Para ello no solo tenemos que generar incentivos y condiciones que faciliten su entrada y permanencia en los empleos, sino que también hay que eliminar las barreras que se basan en estereotipos de género, y no en la capacidad y talento de los aspirantes. Sumar a más mujeres al mercado laboral no solo es beneficioso para ellas, lo es para todos.

Publicado en Animal Político. 

16-03-2023