Opinión

El privilegio de incomodar

Hace un año, me invitaron a ser consejera del Banco de Ropa, Calzado y Enseres Domésticos de Querétaro (BRED), una institución de asistencia privada que recolecta todo tipo de bienes, menos alimentos, para ofrecerlos a precios accesibles a personas que los necesitan.

En ese momento –y hasta la fecha— tenía un interés particular en vincularme con organizaciones que trabajaran directamente con comunidades a las que quisieran impactar, con el fin de darle mayor sensibilidad a mi investigación. Así que acepté.

En la reunión de arranque le preguntaron a la presidenta la razón para habernos invitado al consejo, puesto que éramos un grupo de personas con experiencias muy diferentes. Parte de su respuesta fue “porque han tenido el privilegio de incomodar”. Esa frase se quedó en mi mente desde entonces y cada vez le encuentro más sentido.

Desde hace una década, a través del IMCO me he dedicado a analizar datos y obtener evidencia que, en muchas ocasiones, genera indignación con el objetivo de nutrir el debate público y detonar acciones que podrían cambiar la situación. Siempre bajo el lema “toda crítica con propuesta”.

En ese sentido, tengo un agradecimiento especial para Valeria Moy, por identificar la necesidad de estudiar más a fondo las barreras que desalientan el acceso y el crecimiento profesional de las mujeres en el mercado laboral y por haberme confiado la posibilidad de crear un área con este mandato como una de las prioridades. Además, me ha empujado a tener más eco con mis ideas incómodas, con el fin de poner nuestro granito de arena para acelerar los cambios que este país necesita.

También le agradezco a mi equipo y al resto del personal del IMCO que está lleno de ideas y entusiasmo para encontrar el “cómo sí” y ejecutar proyectos increíbles. Constantemente buscan formas innovadoras para medir diferentes fenómenos, para delinear pequeños cambios que podrían hacer grandes diferencias y para comunicar de forma asertiva mensajes que se podrían traducir en impactos reales.

A través de este trabajo llegué a Opinión 51, una comunidad que también resulta profundamente incómoda para muchos al darle voz a más de 100 mujeres increíbles con perfiles diversos. Una red que detona todo tipo de reflexiones y que se mueve rápidamente para ofrecer su apoyo a mujeres que lo necesitan. Ejemplo de ello es la edición especial de textos de mujeres iraníes sobre la situación que están viviendo, así como el respaldo a Denise Dresser cuando la corrieron del Zócalo y a Nayeli Roldán cuando le preguntó al presidente sobre el espionaje a periodistas y activistas.

Cierro esta nota de agradecimiento con una invitación para seguir incomodando, desde cualquiera que sea nuestra trinchera. Para visibilizar a las poblaciones que no tienen este privilegio y para trabajar por una sociedad mucho más incluyente y justa en donde todas y todos tengan mayores oportunidades para desarrollarse.

Publicado en Opinión 51.

12-10-2022