Los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos influyen virtualmente en todos los países del mundo, sin embargo, es una verdad de Perogrullo afirmar que para ninguno es tan importante entender a Estados Unidos como para México. La relación bilateral con Estados Unidos toca prácticamente todos los temas de la agenda doméstica. Una muestra de esto es que hasta hace poco prácticamente todo el gabinete tenía una agregaduría en Washington y que la embajada de Estados Unidos en México es la más grande para un país en paz (es decir, sin contar Afganistán e Irak). Por no mencionar las redes consulares de México en Estados Unidos y de Estados Unidos en México.
La discusión en México, no obstante, parece no haber permeado al ámbito de las plataformas electorales, de las propuestas puntuales de los candidatos Trump y Biden. La cobertura en medios mexicanos se ha centrado en la política de las campañas y no tanto en las propuestas de política pública.
Las plataformas son un buen proxy para acercarse a la visión de las campañas. Un ejercicio interesante es tomar por buenas las propuestas de los candidatos y contrastarlas a partir de los temas que más impactan la relación con México. Por razones de tiempo y espacio, se propone sintetizar los temas en cuatro ejes: recuperación económica post Covid-19, comercio, energía y medio ambiente y migración y seguridad. Este ejercicio se basa exclusivamente en las plataformas de ambas campañas y no considera declaraciones de voceros o de los candidatos mismos. La selección no es exhaustiva, pero pretende ilustrar las posturas de ambos candidatos en temas que influyen directa o indirectamente en la competitividad de México.
La prosperidad de México dependerá de una América del Norte que se posicione como la región más competitiva a nivel global y donde el país se consolide como su plataforma de exportación hacia el resto del mundo. En el fondo, el país se beneficiará de la relación con su vecino del norte si sabe aprovechar dos tendencias que es improbable se modifiquen significativamente independientemente del resultado de la elección: la implementación del T-MEC y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
El éxito en aprovechar el T-MEC y volverse atractivo ante la necesidad de diversificación del riesgo chino es contingente de la capacidad de México de venderse como un destino confiable para la inversión, con certidumbre jurídica y respeto al estado de derecho. La pelota está en la cancha de Palacio Nacional, no tanto en la Casa Blanca.
Publicado por Animal Político
02-11-2020