Andrés Manuel López Obrador pasó a la historia como el primer presidente de la República en anticipar una decisión de política monetaria del Banco de México (Banxico). Durante la conferencia matutina del 24 de marzo, al presidente se le hizo fácil mencionar, previo al aviso oficial, que la tasa de referencia subiría 50 puntos base para controlar la inflación.
¿Quién le dio esta información al presidente si por ley es confidencial antes del anuncio público? ¿De verdad desconocía que Banxico no había revelado esta decisión? ¿Cuáles eran las verdaderas intenciones detrás de esta imprudencia?
Horas después de este suceso, el presidente le ofreció una inédita disculpa a la gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez Ceja, por adelantar la decisión y reiteró su compromiso de respetar la autonomía de la institución. Sin embargo, esta indiscreción levantó sospechas legítimas respecto a la influencia del Gobierno Federal sobre las decisiones de política monetaria.
La autonomía y la reputación de Banxico son dos pilares clave para garantizar el poder adquisitivo de nuestra moneda y mantener la estabilidad en los mercados financieros. Por autonomía se entiende que solo los cinco miembros de la Junta de Gobierno toman las decisiones de política monetaria con base en datos y evidencia. Esto es fundamental, pues es la única forma de garantizar que dichas decisiones son técnicas y no están influenciadas por ciclos políticos u otros motivos fuera de mantener la inflación alrededor del objetivo (3%). Si esto no funcionara así, ¿a poco no sería fácil imprimir dinero para expandir algunos programas y ganar puntos antes de una jornada electoral?
En este mecanismo, la confianza en la institución es básica para la efectividad de la política monetaria. De esto depende que los inversionistas mantengan activos mexicanos, puesto que saben que su valor está garantizado. También influye en lo que las personas creen que aumentarán los precios en un futuro, las famosas expectativas de inflación, de las cuales depende cómo se fijan los precios hoy.
Aunque todo esto suena aburrido y complejo, sus implicaciones pegan directamente en la cartera de todas las personas. De esto depende que el incremento en los precios sea controlado para que nos rinda el ingreso que generamos. Hay que recordar que la inflación de la primera quincena de marzo es la más alta registrada en México desde hace dos décadas, lo que afecta en mayor medida a quienes menos tienen.
La indiscreción del presidente no pasó a mayores en el corto plazo. La disculpa, calmó el nerviosismo de los mercados y no se observó fuga de capitales ni una depreciación seria del peso. No obstante, fue muy grave, porque puso en entredicho la autonomía del Banco de México por más que el discurso del presidente afirme lo contrario.
En un país donde el titular del Gobierno Federal tiende a “disolver” y aventar toda la caballería en contra de los organismos autónomos que le resultan incómodos, este ingenuo desliz es un escándalo. La pregunta clave es cuál será la respuesta de Victoria Rodríguez y el resto de la Junta para recuperar credibilidad y defender la autonomía del banco central. ¿Le pondrán un alto a las injerencias del presidente en favor de la economía mexicana?
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en Expansión.
28-03-2022