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Impactos diversos del salario mínimo: ¿viene una nueva estrategia?

FOTO: IVAN STEPHENS/CUARTOSCURO.COM

Las inquietudes más usuales alrededor del salario mínimo (SM) giran alrededor de que pueda generar desempleo, informalidad o inflación. Sin entrar al detalle, eso depende de la estructura de los mercados de trabajo: qué tan concentrado o competido es un mercado, cuántos son, dónde están, en qué sectores laboran y qué características tienen los trabajadores que perciben ingresos cercanos al SM, entre otras cosas.

En su propuesta de fijación de salarios mínimos 2025, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) hace un recorrido sobre los impactos de la política de incrementos implementada en los últimos años, que en los municipios fronterizos del norte se acompañó con una reducción de impuestos. Con estudios propios y otros realizados por especialistas, documenta que la conclusión general es que los beneficios al salario han superado a los impactos en el empleo y el nivel de precios.

El primero de enero entrará en vigor el nuevo salario mínimo, que con el aumento de 12%, en la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN) alcanzará 419.88 pesos diarios, mientras que en el resto del país, que en adelante se va a denominar Zona del Salario Mínimo General (ZSMG) será de 278.80 pesos diarios.

Este aumento es menor en ocho puntos porcentuales a los de los últimos dos años, lo que por sí mismo parece revelar que el espacio para elevar el salario mínimo se ha reducido y que los incrementos tendrán que ser más cautelosos.

De hecho, en el documento referido dice que “la Dirección Técnica de la Conasami reconoce que, hacia adelante, será necesario vigilar de cerca los efectos que el nivel alcanzado por el salario mínimo pueda tener sobre los precios y el nivel de empleo”.

La presidenta Sheinbaum estableció como meta que el SM cubra 2.5 veces la canasta alimentaria y no alimentaria. Eso ya es una realidad en la frontera norte –con datos de octubre de 2024–, pues con el aumento de 100% en 2019 se separó del resto del territorio, donde con el incremento de 2025 cubrirá alrededor de 1.8 veces esa línea de ingresos.

Para cumplir con el objetivo para 2030 en la ZSMG se necesita que los incrementos superen a la inflación en alrededor de siete puntos porcentuales cada año, por lo que habrá que ver si en adelante los incrementos al SM en la ZLFN se moderan, para enfocarse en mantener su poder adquisitivo, o si mantienen la tendencia.

Otra cuestión para tener en cuenta es el impacto en costos para las empresas que representan los incrementos al salario mínimo. En promedio, el costo laboral se incrementará 1.4%, de acuerdo con la Conasami. Pero el aumento será proporcionalmente distinto: para las micro y pequeñas empresas representará 6.4% y 3.1% en la ZSMG, respectivamente (8.4% y 5.0% en la ZLFN), mientras que para las empresas grandes será de 0.4%.

A nivel agregado eso todavía no representa un problema, principalmente porque las grandes emplean a muchas más personas, pero la presión sobre las empresas más vulnerables sigue al alza. Esto importa porque si éstas no pueden con las cargas laborales, corren el riesgo de cerrar o de incorporarse a la informalidad para sobrevivir, cuando su objetivo tendría que ser crecer.

La diferencia entre el tamaño de las empresas no es lo único relevante. El sector en el que se encuentran también importa. Tal vez el contraste que mejor lo ejemplifica está en las industrias de la transformación y la construcción. En la primera, el incremento al SM implicará una carga laboral de 0.8% adicional, sin distinción de la zona. En la construcción, sin embargo, el aumento será de 2.9% y 4.8% en la ZSMG y la ZLFN, respectivamente.

Al igual que con el tamaño de las empresas, visto por sectores esto no parece representar un problema agregado, pues mientras la construcción (seguimos hablando del sector formal, únicamente) representa un 8.7% del empleo generado, la industria de la transformación emplea al 24.4%, y la diferencia en la frontera norte es todavía más grande (5.1% vs 50.5%). Pero al ver que en los últimos meses la construcción ha marchado muy despacio y considerando que la informalidad en ese sector es de las económicamente más relevantes, será importante observar el impacto relacionado con el SM en el costo laboral tanto directo (formal) como indirecto (informal), y si eso impide mejorar las condiciones generales de empleo de los trabajadores en tal actividad.

La política de incrementos al salario mínimo de los últimos años ha sido exitosa en su búsqueda por mejorar los ingresos de los trabajadores sin provocar desbalances mayores en los mercados de trabajo, a pesar de los límites obvios que presenta, como el hecho de que la mayoría de los trabajadores de ingresos bajos están en la informalidad. Hacia adelante, solo una estrategia tejida con hilos más finos podrá preservar e incrementar el terreno ganado.

Publicado en El Economista 

18-12-2024