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Ingenieros del futuro

Si queremos mejorar la competitividad global de la economía mexicana, tal vez el primer paso debería ser modificar la letra del Himno Nacional: Piensa, ¡oh patria querida!, que el cielo. Un ingeniero en cada hijo te dio. Para modificar el poema bélico de Francisco González Bocanegra hay que cambiar la Ley sobre el Escudo la Bandera y el Himno Nacional. En su artículo 57, esta norma incluye las estrofas del Himno y en el 58 viene un pentagrama completo con la inspiración musical del compositor catalán Jaime Nunó. Si modificar el Himno puede suscitar controversias monumentales, tal vez se pueda lograr el mismo objetivo por otros caminos: México necesita transformarse en un país de ingenieros.De poco serviría una ambiciosa reforma energética si no tenemos el capital humano suficiente para maximizar la riqueza generada en nuestro subsuelo. Edgar Rangel Germán, comisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, ha advertido sobre los riesgos del reemplazo generacional de los ingenieros de Pemex que se encuentran cerca del retiro. En la próxima década se jubilarán 50 mil técnicos que dan vida a la industria petrolera nacional y no existen las condiciones para cubrir esas vacantes. Hacia el final del sexenio de Enrique Peña Nieto se habrá pensionado el 20% de las personas que integran la plantilla actual de Pemex (Reforma, 27-VIII-2012). Anualmente, el Poli y la UNAM producen unos 200 ingenieros petroleros. A este ritmo, las dos principales universidades públicas del país tardarían 15 años en generar suficientes ingenieros petroleros para cubrir a quienes se jubilaron de Pemex sólo durante 2012.El problema no es exclusivo de México. La empresa ExxonMobil calcula que el principal obstáculo que tiene Estados Unidos para alcanzar la autosuficiencia energética no es la falta de petróleo o gas, sino la escasez de ingenieros. Sin embargo, nuestro país padece de un problema adicional. Pemex no sólo es un monopolio también es un monopsonio. La empresa del águila roja y las compañías privadas que subcontrata son las únicas opciones de chamba para ingenieros petroleros dentro del territorio nacional. En un ecosistema donde hay competencia, existe un amplio número de compañías que no sólo contratan sino también dan capacitación y entrenamiento a los ingenieros petroleros. Wallace Pratt, un geólogo forjador de la industria, advirtió: “el petróleo se encuentra en la mente de los hombres”. La metáfora suena muy bien, el reto es que ese yacimiento neuronal se nos está acabando. Sin una estrategia para enfrentar el desafío, la experiencia y sabiduría de los ingenieros mexicanos será un recurso no renovable.La falta de ingenieros va más allá del sector energético y toca todos los ámbitos de la economía. Por cada 68 aspirantes a entrar a la carrera de Ingeniería Mecatrónica en la UNAM sólo hay un lugar disponible. Esta rama de la ingeniería mezcla mecánica, informática, electrónica y robótica para crear una profesión del siglo XXI. Es urgente fortalecer la infraestructura educativa para evitar que jóvenes talentosos pierdan la posibilidad de estudiar este tipo de profesiones.México necesita menos abogados, economistas, politólogos, psicólogos y más ingenieros. Se deberían ofrecer becas e incentivos para que más mujeres elijan esta ruta profesional. La formación básica en primaria y secundaria debería tener como propósito fundamental quitarle el miedo a las matemáticas. He escuchado varias veces la anécdota de profesionistas titulados que se dedican a manejar un taxi, por falta de empleo en su campo. Sospecho que los ingenieros petroleros o especializados en mecatrónica no padecen de este problema.La formación de capital humano en profesiones de alto valor agregado debe ser la base de nuestra nueva política industrial. Invertir en las neuronas de los mexicanos, y no en sectores o empresas privilegiadas, es una apuesta segura a favor de la prosperidad. Ese fue uno de los mensajes que esta semana nos dejó Barack Obama. Ojalá le hagamos caso.