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La franja fronteriza bajo los aranceles de Trump

FOTO OMAR MARTÍNEZ / CUARTOSCURO.COM

Por: Annya Bazúa y Rosie Alchalel son pasantes en el área de sociedad en el IMCO. Annya estudia Ciencias Políticas y Economía en New York University y Rosie estudia Ciencias Políticas en Barnard College. 

México y Estados Unidos comparten una frontera de aproximadamente 3,152 km, lo que ha dado lugar a décadas de estrecha interacción y una profunda influencia mutua en su desarrollo económico y social. Esto es especialmente en el caso de los estados con mayor proximidad fronteriza como son Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas. 

El contexto político y económico actual impone un desafío importante para estas entidades. Por un lado, estas se han perfilado como unas de las principales beneficiarias del nearshoring dada su posición geográfica y desarrollo industrial. Sin embargo, muestran una marcada susceptibilidad ante las volátiles decisiones de política arancelaria de Estados Unidos durante la administración actual.  

El Índice de Competitividad Estatal (ICE), desarrollado por el IMCO, categoriza a los estados según su capacidad de atracción y retención de talento e inversión. Este año, el ICE enfatizó el nivel de competitividad de los distintos corredores o Polos de Bienestar incluidos en el Plan México. 

¿Qué nos dicen los datos sobre la competitividad del corredor de la franja fronteriza? En el subíndice de Innovación y Economía, los estados que integran esta región tienden a encontrarse entre las posiciones más altas. Por ejemplo, Nuevo León en cuarto lugar, Chihuahua en sexto o Baja California en noveno. Como polo, ocupa el tercer lugar en términos de diversificación económica, segundo lugar tanto en complejidad económica en sectores de innovación, así como en exportación de mercancías. 

A pesar de estas fortalezas, los aranceles implementados por la administración del presidente Trump representan un riesgo para la competitividad de esta franja. Para los estados de la frontera norte, las exportaciones representan, en promedio, 71% de su PIB, una cifra significativamente mayor a otras regiones del país según datos del mismo ICE. Esto los hace particularmente sensibles a la modificación en las reglas del comercio bilateral, ya que cualquier ajuste puede impactar sus economías locales y cadenas de valor.

Ante este panorama, resulta pertinente plantear estrategias de resiliencia económica que complementen la integración comercial con América del Norte y aprovechar el Plan México como vía para fortalecer la competitividad de la región fronteriza. Esta estrategia busca impulsar la producción nacional y la generación de empleos, sin estar peleada con la apertura comercial.

El Plan México también propone aumentar el valor agregado nacional en sectores estratégicos, como el automotriz y el de electrónicos, que representan alrededor de 40% de las exportaciones del país a Estados Unidos. En este contexto, México debe buscar estrategias para aprovechar a cabalidad su red de tratados comerciales con el resto del mundo.

La competitividad de la franja fronteriza –sobre todo en un contexto de imposición de aranceles– requiere repensar estrategias que promuevan la diversificación de la economía y aprovechen del Plan México desde una perspectiva regional. Esto, sin olvidar que, con sus ventajas y desventajas, la cercanía con Estados Unidos impone condiciones inevitables que han estado y estarán siempre en el ADN de esta región.

Publicado en Animal Político

24-07-2025