El agua es el pecado original de los habitantes del Valle de México. En otras páginas, el escritor Rafael Pérez Gay ha escrito que el agua tiene memoria y siempre vuelve a su cauce. La Zona Metropolitana de la Ciudad de México ha padecido inundaciones, hundimientos y escasez que no han hecho más que agravarse con el desarrollo urbano descontrolado de los siglos XX y XXI. ¿Es posible revertir el curso?
El desecamiento de los lagos y el entubamiento de los ríos han determinado el crecimiento, las dinámicas de desigualdad en la mancha urbana, mientras que las clases acomodadas buscaron las zonas altas al poniente, las bajas tuvieron que habitar el lecho del antiguo lago.
Los habitantes de la zona oriente del Valle de México, que aglomera a aproximadamente 12.5 millones de personas en municipios como Chimalhuacán, Ecatepec y Nezahualcóyotl o alcaldías como Iztapalapa son precisamente los más afectados por inundaciones e interrupciones en el suministro de agua. No es posible aspirar al desarrollo inclusivo sin sistemas de aguas eficientes, que no solo garanticen un abasto de calidad, sino que también minimicen el riesgo de inundaciones y contaminación en las zonas más vulnerables.
Al menos, desde la década de los 70 existen proyectos –sin implementar– para regenerar la vocación lacustre del Valle de México a partir de un rescate de lo que queda de los lagos y humedales que alguna vez dominaron el territorio que permita mejorar la gestión del agua en la zona oriente. Por ejemplo, en 1997 Teodoro González de León y Alberto Kalach desarrollaron Vuelta a la ciudad lacustre, para regenerar los cuerpos de agua del antiguo Lago de Texcoco. O los planes desde hace más de 10 años de la Comisión Nacional de Agua para el desarrollo de un parque ecológico para facilitar la recarga de acuíferos.
Después de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), sus terrenos han sido declarados área natural protegida para construir el Parque Ecológico Lago de Texcoco, uno de los 30 proyectos prioritarios del Gobierno Federal. Este proyecto pretende recuperar parte de los cuerpos de agua existentes en 14 mil hectáreas con una inversión de 4.5 mil millones de pesos, al mismo tiempo que expande de forma significativa las áreas verdes en esa región de la urbe con el parque urbano más grande del país.
De implementarse correctamente, ordenaría en alguna medida el desarrollo urbano del oriente, mejorando la calidad de vida de sus habitantes. El espacio público de calidad no solo impacta el medio ambiente, sino también la seguridad y las posibilidades de desarrollo, al aumentar el atractivo para la inversión.
A pesar de que se reportó que el nuevo parque tiene un avance de 70%, hoy se desconocen dos elementos centrales en lo que respecta al agua. En primer lugar, no existen datos públicos sobre las metas de reducción de la sobreexplotación de los acuíferos en la zona y tampoco se ha presentado un plan de infraestructura hidráulica que integre este proyecto con el oriente de la Ciudad de México, la zona con mayor escasez de agua en la urbe, algo que al día de hoy no ha sucedido.
¿Puede el Valle de México vencer su pecado original? Es posible si el proyecto de Texcoco fuese la punta de lanza para un plan más ambicioso para rescatar los reductos de los lagos de Xochimilco, Chalco y Zumpango, todos en riesgo por la sobreexplotación y contaminación. Mejorar el almacenamiento, la recarga de acuíferos y en términos generales la gestión del agua impulsaría el desarrollo social de la zona oriente del Valle de México. Volver a la ciudad lacustre se reflejaría en una mejor calidad de vida para los habitantes de la región más marginada de la urbe.
Publicado en La-Lista.
22-02-2023