Por: Fernanda Avendaño, coordinadora Anticorrupción, y Teresa Ruiz, investigadora de Sociedad Incluyente
Entre los poco más de 190 países en el mundo existe una gran variación en el porcentaje de secretarías de Estado que son encabezadas por mujeres. Mientras que países como Nicaragua, Austria y Bélgica tienen un porcentaje de secretarias mayor a 57%, en India e Iraq la cifra desciende a 9%.
A pesar de las diferencias en el nivel de participación política de las mujeres, los países presentan similitudes en las agendas o temáticas que ellas encabezan. De acuerdo con datos de ONU Mujeres, las cinco secretarías más comunes lideradas por una mujer en el mundo son: medio ambiente y energía, asuntos sociales, familia o desarrollo infantil, juvenil y vejez, trabajo y educación.
La participación de mujeres en estos temas no es fortuita. Existe un patrón. Algunos análisis sobre los gobiernos de América Latina han demostrado que las agendas que abordan temas socioculturales están tradicionalmente relacionadas con las mujeres. Además, son catalogadas como blandas o de bajo perfil y suelen contar con menor presupuesto. En cambio, las agendas de medio y alto perfil que cubren temas como finanzas, gobernación, infraestructura, economía y defensa, suelen recibir mayor presupuesto y visibilidad, y presentan un historial de liderazgo masculino.
México no es la excepción. Aunque la participación de las mujeres en el sector público aumentó al pasar de 39% en 2004 a 50% en 2020, aún existen sesgos de género en la distribución de las agendas en instituciones públicas.
El Censo Nacional del Gobierno Federal 2021 del Inegi muestra que 38 de las 61 instituciones públicas encabezadas por una mujer se enfocan en temas de educación, salud, política interior, cultura y ciencia. Por otro lado, las instituciones con un menor o nulo porcentaje de mujeres titulares se especializan en seguridad, protección civil, energía y comunicaciones y transportes.
Delegar las agendas de bajo perfil entre las mujeres es una práctica que no solo se limita a las secretarías de Estado. Incluso en las instituciones federales y el Congreso de la Unión, espacio reconocido por tener los mayores avances en la participación femenina, existe un gran pendiente para lograr una distribución más equitativa de las agendas entre funcionarias y funcionarios.
Más mujeres a la cabeza de las secretarías y agendas de alto perfil significa poder de decisión sobre las necesidades de las mujeres y las principales prioridades de política pública del gobierno, les permite obtener más recursos, visibilidad dentro del gobierno y hacia la ciudadanía, y mayor contacto con el titular de Estado.
La capacidad de encabezar una agenda no depende del género de su titular. Contar con mujeres al frente de las instituciones de finanzas, transporte o, incluso, defensa nacional representaría una ruptura en los roles tradicionales, abriría espacios a futuras generaciones de niñas y jóvenes, y generaría una agenda pública diversa, representativa y ambiciosa.
Publicado en La-Lista.
25-05-2022