Opinión

Más allá de los libros de texto

FOTO: CARLOS CANABAL OBRADOR/CUARTOSCURO.COM

Los libros de texto gratuitos han sido objeto de mucha polémica en las últimas semanas. Y si bien dan mucho de qué hablar, preocupa que sean el centro de atención en el contexto previo a la próxima implementación del nuevo plan de estudios para educación básica que traerá consigo otros riesgos más inquietantes.

En agosto de 2022 se presentó el nuevo plan de estudios condensado en un único documento y con planes curriculares sin terminar. Además de no formular propuestas o una ruta clara para ponerlo en marcha, su contenido presenta una ideología nueva que cambia por completo el objetivo de la educación en México.

Con justa razón, este plan desató una travesía de controversias. Entre ellas, la famosa entrevista de la secretaria de Educación, Leticia Ramírez, en septiembre de 2022, quien fue incapaz de responder cómo aprenderían los niños matemáticas. Además, se ha discutido ampliamente sobre la cancelación del pilotaje, la realización apresurada de capacitaciones docentes, así como la disputa entre los juzgados y la SEP respecto a la impresión y revisión de los libros de texto. Más allá de estas polémicas, falta entender los verdaderos cambios que pondrán en riesgo la educación de más de 24 millones de estudiantes en educación básica en los años por venir.

Leer el nuevo plan de estudios es una tarea para valientes. Más que un nuevo plan, es un marco curricular y un recorrido histórico en torno a lo que ha fallado en el modelo educativo mexicano. Aunque es cierto que la educación necesita modernizarse, la administración actual malgastó la oportunidad de diseñar un plan de estudios integrado, inclusivo y de la mano de nuevas tendencias mundiales.

Existen cuatro riesgos más profundos que identificamos desde el IMCO respecto a la capacidad que tendrá la educación de desarrollar habilidades básicas en sus estudiantes. Me concentraré en dos que son desconcertantes.

El primero es la afirmación que se presenta, tal cual, en el nuevo plan de estudios en la se establece que la educación no es una herramienta para formar capital humano. Esta aseveración no es trivial y cambia de raíz el objetivo nacional de la educación en México. Si no es para formar jóvenes competitivos que puedan desarrollarse profesional y personalmente, ¿para qué es la educación? De acuerdo al planteamiento de esta administración, “la escuela debe formar niñas, niños y adolescentes felices”. Tener estudiantes felices es un objetivo loable, pero también necesitamos estudiantes que puedan encontrar trabajo en un futuro.

El segundo gran riesgo es que desconecta el flujo lógico de la educación obligatoria. Muchos esfuerzos se hicieron por integrar la educación a lo largo de la cadena educativa–desde preescolar hasta bachillerato–, pero este nuevo plan de estudios para educación básica rompe con esta cadena y desconecta la educación básica de la educación media superior. Esto podría dificultar el salto de secundaria a bachillerato y, como consecuencia, aumentar el abandono escolar.

El nuevo plan de estudios no solo ha tenido una ruta complicada desde que se comenzó a diseñar, sino que además el momento de su aplicación no podría ser peor. Hoy por hoy los esfuerzos deberían enfocarse hacia atender el rezago educativo pospandemia y recapturar a quienes abandonaron la escuela, en lugar de poner en marcha un plan que carece de pies o cabeza.

Urge repensar el nuevo plan de estudios para que no se traduzca en un retroceso aún mayor para la educación en México y para hacer frente a la crisis actual. Habrá que exigir, más que nunca, la evaluación de este experimento de gobierno y, claro, poner mucha atención a los resultados. De no hacerlo el resultado será una crisis educativa nunca antes vista.

Publicado en Animal Político.

03-08-2023