Vivo en Querétaro desde hace cinco años, por lo que seguiré muy de cerca las campañas locales. Me interesa que la próxima cabeza de la entidad nos ofrezca propuestas concretas para superar los principales desafíos.
Uno de los primeros problemas que me preocupan son las barreras que han enfrentado las queretanas para entrar, permanecer y crecer en la economía. Es el séptimo estado con menor proporción de mujeres en la economía: por cada 10, solo cuatro trabajan (40.4 por ciento de las mujeres en edad productiva), según cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para 2020.
A lo largo del tiempo, la participación económica de las queretanas ha cambiado muy poco. Entre 2001 y 2020 la representación de mujeres en la fuerza laboral del estado cayó de 39 a 38 por ciento. ¡Cada vez más lejos de ser paritaria! Además, solo el 15 por ciento de las secretarías de la Administración estatal están en manos de mujeres (Nuestras Voces 2021).
¿Por qué queremos ver más mujeres en la economía? En el IMCO, estimamos que el PIB de México para 2030 podría ser 15 por ciento mayor que el de 2020 si logramos sumar a 8.2 millones de mujeres a la economía en los próximos 10 años. Este aumento sería tres veces mayor que el que observaríamos si no hacemos nada para acelerar la participación económica de las mujeres.
En ese sentido, las candidatas y los candidatos aciertan al hablar de cómo empoderar a las queretanas. Sin embargo, en el discurso aún no veo propuestas que busquen generar incentivos para tener empresas más inclusivas, por ejemplo a través de un directorio local que reconozca a las unidades económicas con certificaciones y reconocimientos en materia de género. Tampoco he visto programas de cuidados infantiles que pudieran incrementar el tiempo para que más madres se sumen a la fuerza laboral.
Las mujeres concentramos la mitad del talento de la población y desperdiciarlo por diagnósticos equivocados o soluciones superfluas puede tener costos elevados para las familias, el estado y el país.