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Reelección legislativa

Desde 2014 la Constitución mexicana estableció la reelección legislativa consecutiva. Antes, los legisladores acudían al chapulineo como un mecanismo de facto de reelección: pasaban de ser diputados a senadores y de senadores a diputados. Esta práctica llegó al extremo de tener algunos legisladores que habían ocupado más de 5 veces un cargo de representación popular.

Hace seis años se aprobó la reelección hasta por 12 años. Para los diputados se estableció cuatro periodos de tres años y para los senadores dos periodos de seis años. A nivel estatal, las 32 constituciones locales establecieron entre dos y hasta cuatro periodos consecutivos. En cualquier caso, la postulación solo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato.

Entonces, ¿qué fue lo que se aprobó la semana pasada en la Cámara de Diputados? Se modifica la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. El cambio radica en reglamentar la reforma de 2014. 1) Señala que los legisladores podrán reelegirse por la vía plurinominal o mayoría relativa. 2) Autoriza a los diputados y senadores a mantenerse en el cargo y hacer campaña al mismo tiempo. 3) Aún falta que el Senado de la República autorice la Minuta aprobada de forma exprés en la Cámara de Diputados.

Independientemente del albazo de los diputados, de la regañada del presidente en la mañanera por su aprobación y de lo qué pasará en el Senado, esta reforma abre un debate sobre la reelección y la forma de reglamentarla. A nivel internacional, los legisladores que tienen permitido reelegirse no se les obliga a pedir licencia. La parálisis legislativa, al igual que suplentes sin ninguna experiencia, puede ser contraproducente.

Por otro lado, el piso parejo en las contiendas electorales siempre es deseable. La reforma se queda en un buen deseo: observar estrictamente las disposiciones legales y normativas dirigidas a preservar la equidad en las contiendas políticas, así como el uso eficiente, eficaz, honrado, transparente e imparcial de los recursos públicos ¿Cómo mantener la equidad si se pueden armar eventos masivos con pretexto del informe de labores?, ¿cómo mantener y vigilar una estricta separación del uso de recursos públicos en los procesos electorales?

El miedo a la reelección no es injustificado. La reelección legislativa se llevaba a cabo en la práctica antes de esta reforma y antes de 2014. Lo que sí es nuevo es la posibilidad de exigir a nuestros legisladores que conozcan sus funciones, profesionalicen su toma de decisiones y cumplan con su mandato de representación popular que no se agota en aprobar leyes. Es necesario renovar el vínculo entre representantes y representados. Gracias al apoyo de Ramiro Suárez, investigador de IMCO.

P.D. Pensar y actuar en colectivo tiene un valor agregado, especialmente en situaciones de emergencia como la actual. Si puedes, #QuédateEnCasa.

Publicado por El Sol de México
24-03-2020