Saúl Rodríguez
La cobertura potencial de bosques y selvas en México se estima en poco más de la mitad del territorio nacional. Sin embargo, debido a los cambios de uso de suelo y explotación de los recursos naturales esta superficie se ha ido perdiendo hasta llegar a una cobertura actual de poco más de la tercera parte del país. A pesar de esta importante pérdida, México se sitúa entre los 15 países con mayor cobertura forestal del mundo.
Podría pensarse que la pérdida en la superficie forestal vendría acompañada de un aumento en la producción maderable del país. No obstante, ésta se ha mantenido sin cambios importantes en los últimos diez años[1], con un volumen producido equivalente a poco más de la tercera parte del consumo nacional de madera.
Los números del sector generan dudas. Si se tiene una producción tan baja pero se cuenta con importantes recursos forestales a pesar de la pérdida registrada, entonces ¿de dónde se abastece la demanda en México? Una parte de la madera consumida en el país viene de importaciones y otra de la producción maderable nacional (tanto legal como ilegal), esta última de acuerdo a la Procuraduría de Protección Federal al Ambiente (PROFEPA) representa 30% del volumen anual autorizado.
Para darnos una idea de cuánta madera se está perdiendo y qué pasaría si estos recursos se hubieran aprovechado de manera sustentable y legal, se comparó la superficie de bosques y selvas registrada en 2014 con la disponible en 2015 para analizar áreas catalogadas como con vocación productiva o de conservación y que presentan signos de deforestación. Es importante mencionar que no necesariamente en el 100% de los casos la pérdida de zonas forestales se debe al comercio ilegal de madera, ésta puede originarse por cambios de uso de suelo asociados a otras actividades económicas o incendios forestales, entre otras causas.
Entre 2014 y 2015 se perdieron 978 mil hectáreas forestales, 67% ubicadas en zonas con vocación productiva y el 33% restante en zonas con vocación de conservación, bosques y selvas que en su conjunto duplican la extensión total del estado de Morelos[2]. Al dividir esta superficie por entidad (incluyendo tanto terrenos con vocación productiva como de conservación), se encontró que 91% de las zonas forestales con posible deforestación se concentra en seis estados: con Quintana Roo como la entidad con las principales pérdidas registradas (33%), seguido por Chiapas (17%) y Campeche (16%). En la siguiente gráfica se desagrega este valor por tipo de vocación.
Dadas las características físicas como volumen, densidad y tipo de vegetación presente en las zonas deforestadas con vocación productiva, si estos recursos forestales, considerando sólo maderas comerciales, hubieran tenido un aprovechamiento sostenible similar al registrado en los permisos de manejo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la producción nacional de madera legal hubiera aumentado 42% en comparación con la registrada en 2014.
El aprovechamiento de forma legal de estos bosques y selvas perdidos no sólo hubiera implicado un aumento de casi $3 mil millones de pesos en el valor de la producción maderable registrada en 2014, sino también otros beneficios económicos como los asociados a la recaudación fiscal y generación de empleos formales. Esto sin mencionar los servicios ambientales que las zonas forestales aportan, los cuales van desde la captura de carbono hasta la provisión y mantenimiento de los recursos hídricos.
¿Qué puede hacerse para mantener estos recursos tan valiosos? México cuenta con una importante superficie forestal la cual no se puede tener completamente vigilada. La PROFEPA, organismo que entre sus principales responsabilidades tiene el cumplimiento de la normatividad, prevención de delitos y la procuración de justicia ambiental, contó en 2015 con un presupuesto de $1,107 millones de pesos, valor que representa poco menos de la séptima parte del monto asignado a la Cámara de Diputados para el mismo año, 1,500 empleados y 300 vehículos de inspección. Estos recursos no son para uso exclusivo de la vigilancia forestal sino también de vida silvestre, litorales, para la inspección de actividades industriales por concepto de manejo de aguas residuales, disposición de residuos, contaminación atmosférica y de suelos. Lo cual ayuda a entender por qué los decomisos de 2015 apenas representaron 0.66% del volumen de madera promedio producido anualmente en el país entre 2004 y 2014.
Ante tal situación es necesario mantener una política enfocada en el aprovechamiento sustentable de los recursos forestales del país, la cual evite la sobrerregulación del sector, disminuya las barreras para que puedan incluirse tanto a nuevos productores como aquellos que actualmente operan en la ilegalidad, y defina controles suficientes y adecuados de mercado.
[1] Producción promedio anual de 6.1 millones de metros cúbicos de madera en rollo entre 2004 y 2014.
[2] El estado de Morelos registra una superficie de 488 mil hectáreas.
Publicado por Animal Político
05-06-2017