Pasan las semanas y las discusiones fútiles e inocuas siguen dominando la agenda pública. Que si la marcha eran puros fifís, que si corrieron a un antisemita de redes sociales, que si el neoliberalismo y los conservadores, que si el Presidente dijo o no dijo en la misa mañanera. Incluso se llegan a discutir temas importantes como la economía o la situación de Pemex. Pero a nadie parece importarle la desgarradora realidad del país: México se volvió una gran fosa clandestina.
Actualmente en nuestro país hay más de 40 mil personas desaparecidas y 26 mil cuerpos sin identificar. No es posible saber a ciencia cierta si estas cifras son reales porque la barbarie no para y por lo menos hace un par de años que se manejan las mismas cifras.
No sabemos cuántos desaparecidos hubo el último año, mes o semana. Para poner esto en contexto, en Chile, en una de las dictaduras más terribles del siglo XX en nuestro continente, la cifra de desaparecidos, de acuerdo con la Comisión Valech, es de 1,102 entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990.
En México, en los últimos 12 años el número de desaparecidos es casi 40 veces más. Estamos frente a una crisis humanitaria de dimensiones inauditas.
Es, sin duda, encomiable que el Presidente ahora por lo menos hable de este tema. A diferencia de los dos gobiernos anteriores, que simplemente decidieron no hablar de este tema, el Ejecutivo ha dicho que la búsqueda de desaparecidos es la prioridad número uno.
Sin embargo, la Comisión de Búsqueda, cuya titular, Karla Quintana es una gran funcionaria pública, no cuenta con los recursos humanos ni financieros necesarios, sólo cuenta con 43 funcionarios para enfrentar esta catástrofe (hasta donde sabemos esta cifra es una casualidad). Imaginando que cada funcionario de esta Comisión resolviera un caso por día (lo cual es imposible), trabajando todos los días incluyendo fines de semana y días festivos y que no hubiera ningún caso adicional, tomaría casi tres años resolver los más de 40 mil casos. Pero esta dependencia no sólo es responsable de la búsqueda de desaparecidos del pasado, sino la del presente y el futuro.
A pesar de ser un tema en las campañas presidenciales de hace un año, hoy en día hemos abandonado la agenda de víctimas.
Ya no se discuten mecanismos de justicia transicional ni políticas de verdad, búsqueda, justicia, reparación y garantías de no repetición. Aunque el Presidente ha prometido una Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa, no hay en puerta mecanismos de verdad ni reparación para las otras más de 40 mil víctimas.
Para variar, los únicos esfuerzos para atender esta desgracia vienen de la sociedad civil, desde las madres de desaparecidos que marcharán este 10 de mayo a las decenas de colectivos de búsqueda en todo el país que hacen un trabajo admirable ante el abandono del Estado.
Como nos lo recuerda Jacobo Dayán todos los días en Twitter, en México se cometen crímenes de lesa humanidad de forma sistemática con absoluta impunidad.
Publicado por El Heraldo de México
13-05-2019
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