Llegó mayo: el mes de las madres. Para todos los mexicanos, el 10 de mayo es motivo de celebraciones y regalos, pero para mi gusto le hace falta algo.
Espero que no se malinterprete, me fascinan las flores, los detalles de mis hijos y, sobre todo, la convivencia familiar. Pero si no le añadimos una pizca de análisis, es una fecha que se puede quedar en lo superfluo de los festejos, cuando también debería ponernos a pensar ¿Qué es lo que necesitan las madres en estos tiempos?
Es una realidad que México no es tan bueno para captar a las mujeres en el mercado laboral . En el cuarto trimestre de 2018, casi el 46% de las mujeres entre 15 y 64 años estaban empleadas. Esta cifra es menor que la del promedio de los miembros de la OCDE (61%), así como la de otros países de nuestra región, como Colombia (54%) y Chile (53%).
De las mexicanas ocupadas, el 73% tenemos al menos un hijo . Sin embargo, la situación de la mayoría no es fácil por tres razones:
1. Falta de empleos compatibles con la vida familiar.
Entre mis conocidas, es muy común escuchar frases como “si pudiera conseguir un trabajo de medio tiempo, trabajaría” o “era imposible trabajar jornada completa y disfrutar a mis hijos”. En un país que suma el mayor número de horas trabajadas de la OCDE , estas aseveraciones no son solo percepciones. Lo que orilla a las mujeres a buscar empleos sin seguridad social y de baja productividad, como comercio o labores domésticas.
2. Brecha salarial.
A finales del año pasado, los ingresos para las mujeres eran un 28% menores que los de los hombres, y la diferencia es aún mayor para aquellas con hijos. Este es un fenómeno mundial al que se le conoce como penalización por maternidad , lo cual se refiere a que las mujeres con hijos experimentan un choque negativo en sus ingresos del cual no logran recuperarse con el tiempo. En parte, esto se debe a que las madres migran a trabajos poco productivos o son menos susceptibles a un crecimiento laboral. Preocupa que esta penalización no es exclusiva de las madres, sino también de las mujeres casadas en edad de tener hijos. Todo esto contribuye a la desigualdad de género .
3. Barreras culturales.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 destaca que, aunque la mayoría de las mujeres concuerda en que el cuidado de hijos y ancianos no es exclusivo de su género, aproximadamente la mitad de ellas cree que las mujeres que trabajan fuera del hogar descuidan a sus hijos. Esta percepción está más marcada entre las mujeres casadas y divorciadas, así como las de mayor edad. Esto sin duda contribuye al sentimiento de culpa y al estrés con el que cargamos muchas.
Estos tres puntos se retroalimentan, complicando el acceso y la permanencia femenina en el mercado laboral, lo cual repercute en la economía nacional, el desempeño de las empresas y la dinámica e ingresos de los hogares.
En este contexto, es de celebrar la prueba piloto que entró en vigor el mes pasado para afiliar a los trabajadores domésticos al régimen obligatorio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) . Con ello, alrededor de 2.4 millones que hoy trabajan en la informalidad podrán acceder a los seguros de enfermedades, maternidad, riesgos de trabajo, invalidez, vida y retiro, así como uso de guarderías y otras prestaciones sociales.
Sin embargo, aún faltan medidas para cerrar las brechas de género en México . Por ejemplo, apoyo al cuidado infantil, horarios de trabajo flexibles, facilidades para mantener la lactancia, aumentar y hacer efectivos los periodos de paternidad, entre otros. Estas prácticas podrían facilitar la vida de las madres trabajadoras, pero también ir moldeando la mentalidad de los mexicanos.
Este tipo de medidas no solo tienen que venir del sector público. Uno de los casos de éxito a nivel internacional es Patagonia , una empresa estadounidense de ropa y equipo para actividades al exterior. Desde su creación, los fundadores buscaron responder a las necesidades humanas de sus empleados. Treinta y tres años después, Patagonia tiene un paquete de beneficios familiares muy amplio, incluyendo un centro de cuidados infantiles dentro de sus oficinas con subsidios para quienes ganan menos, transporte para llevar a los niños mayores a la escuela y periodos de más de 12 semanas de maternidad y paternidad pagadas. Gracias a estas políticas corporativas, la empresa tiene una tasa de retención del 100% de las mujeres que tienen hijos y la mitad de los puestos de liderazgo están en manos de mujeres.
Algunas mujeres trabajamos por necesidad, otras por el gusto de desarrollarnos como empleadas o profesionistas, y otras por ambas. Cualquiera que sea la razón, las mujeres deberíamos tener la opción de decidir y crecer, sin renunciar a la vida familiar. Eso implica contar con la infraestructura y las políticas para lograrlo.
Espero que este llamado se sume al de muchas otras mujeres que han alzado la voz en este tema para que las mexicanas tengamos un mercado laboral “a toda madre”.
Publicado por Expansión
08-05-2019
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