El Índice de Inclusión 2022 de la consultoría Kantar ubicó a México en tercer lugar, solo después de Países Bajos y Alemania debido a los esfuerzos que perciben colaboradores de empresas privadas de diversos sectores en la implementación de políticas corporativas de diversidad, igualdad e inclusión laboral (DEI). Poco se sabe de la metodología, pero con esto parecemos un referente mundial. ¿Será? ¿En dónde trabajan las y los entrevistados?
Al respecto, Verónica Baz cuestionó en un periódico nacional los alcances de esta medición. En el texto afirma que el índice no capta lo que sucede en la mayoría del país, y por lo tanto “sería tramposo usar los resultados para decir que somos un ejemplo en estos ámbitos”. Coincido con ella plenamente y en estas líneas le quiero poner algunas estadísticas a la crítica.
Es difícil captar lo que sucede en el sector privado, pero hay estudios y encuestas oficiales que señalan que estamos lejos de ser un país igualitario en el mercado laboral. Empecemos por la escasa representación de mujeres en puestos de toma decisiones.
Un estudio del IMCO y el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del Ipade analizó 182 emisoras de las bolsas de valores mexicanas y encontró que en 2021 solo 11% de las sillas de los consejos de administración estaban ocupadas por mujeres, al igual que 4% de las direcciones generales, 10% de las direcciones de finanzas y 21% de las jurídicas. Hay mejorías respecto a la medición de 2020, pero todavía no reflejan que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.
Por otro lado, este mismo estudio encontró que solo 43% de las empresas evaluadas mencionaron en sus reportes de sustentabilidad prácticas para elevar la inclusión. Esto fue un avance del 30% de empresas que reportaron esta información en 2020. No obstante, no sabemos cuáles son los resultados de estas prácticas al interior de los centros de trabajo.
Por último, en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del INEGI encontró que casi 20% de las trabajadoras reportaron haber vivido violencia laboral en 2021. Además, desde 2019 la NOM-035 obliga a las empresas a contar con una política de prevención de riesgos psicociales que contemple acciones para evitar la violencia laboral, pero en 2021 73% de las trabajadoras no sabía de la existencia de protocolos para atender la violencia contra mujeres en los centros de trabajo. Además, 92% de las afectadas no denunció, la mayoría de ellas por considerarlo sin importancia o por miedo a represalias. ¿Esto refleja un ambiente seguro para las mujeres?
No dudo que haya empresas ejemplares y que cada vez hay más empleadores que reconocen la importancia de consolidar ambientes laborales seguros e inclusivos. Sin embargo, estos datos confirman que México todavía está lejos de ser un referente en DEI.
Si queremos que esta situación cambie, es necesario generar datos y evidencia con perspectiva de género que permita monitorear año con año los avances y retrocesos. En ese sentido, también hay que transparentar las metodologías en estudios como el de Kantar para que la interpretación de los resultados sea lo más precisa posible y no genere ilusiones de algo que no es generalizable en el país.
Asimismo, las cámaras empresariales podrían hacer una diferencia al pedir a sus agremiados que midan y reporten el porcentaje de mujeres por puesto, la brecha salarial y qué acciones implementan para transformar su cultura organizacional. Solo con este tipo de mediciones objetivas podremos saber si México va dando pasos firmas hacia mayor inclusión.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en Expansión.
05-12-2022