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Despolitizando la agenda de telecomunicaciones

Con tanto cambio de titular en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y los grandes intereses económicos en este sector, la idea de una posible alianza entre la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para la creación de un plan estratégico nacional de telecomunicaciones es una gran noticia.

México lleva más de 15 años siendo uno de los 34 miembros de la OCDE. Por pertenecer a ésta, constantemente nos estudian y contrastan nuestro desarrollo económico y políticas públicas con respecto al desempeño de los demás países miembros. Estas comparaciones en ocasiones incomodan porque exponen nuestras debilidades.

En el tema de las telecomunicaciones, en particular el internet de banda ancha, el OECD Communications Outlook 2009 coloca a México en la posición 29 de 30 países en términos de penetración, número de suscriptores, velocidad de conexión y costos. Turquía es el último lugar.

Habrá quienes consideren que las comparaciones hechas en relación con los otros países miembros es injusta; aun cuando México pertenece a la OCDE, no se nos puede comparar con la mayoría de ellos en términos de pobreza y marginación. Aunque salgamos mal, las comparaciones son útiles porque nos permiten contar con parámetros y criterios objetivos para contabilizar nuestros avances, retrocesos y estancamientos como nación, en contraste con el resto del mundo. Además, si nos comparamos con nuestros pares latinoamericanos, tampoco estamos hasta arriba de la tabla. Uruguay tiene el mayor número de suscriptores de banda ancha, seguido por Chile y Argentina. En cuanto al número de hogares que cuentan con computadoras y con conexión a internet, quedamos por detrás de Chile, Brasil y Argentina.

Por otra parte, pertenecer a la OCDE nos ha permitido que distintas dependencias del gobierno hayan efectuado estudios y evaluaciones de México en diversas materias. Me llama la atención la relación de trabajo que ha existido con la Cofeco para el estudio de los niveles de competencia en diversos sectores de la economía y su impacto en el bolsillo de los mexicanos. Recientemente la Cofeco, junto con el IMSS, firmaron un acuerdo mediante el cual el instituto de salud implementará las directrices (mejores prácticas) propuestas por la OCDE para evitar colusión entre proveedores en sus licitaciones de compras.

Con este mismo espíritu, la Cofetel pidió ayuda a la OCDE. Primero, para elaborar un estudio que revise el desempeño del sector, su evolución y trayectoria con respecto a otros países; y segundo, para identificar las políticas públicas necesarias para llevar a las telecomunicaciones a otro nivel.

Hay en el país quienes opinan que las telecomunicaciones se desarrollan en un ambiente de competencia, que los mexicanos somos beneficiarios de las reducciones de las tarifas de los servicios de voz, datos y video, de la mayor penetración de los servicios de telefonía, particularmente móvil, y del aumento en la velocidad de los servicios de internet. Otros creen que los beneficios de esta mayor competencia son insuficientes ya que el acceso a internet y las condiciones del servicio son desiguales en las distintas regiones del país, y las tarifas aún no están al nivel de los estándares internacionales. Existe otro grupo que, en vez de vislumbrar mayor competencia, considera que ha habido una fuerte consolidación de dos grandes grupos de medios de telecomunicaciones —un duopolio.

¡Qué mejor que un organismo objetivo, con la experiencia y reputación internacional de la OCDE para que se pronuncie sobre el desempeño del sector! Y que a partir de esto, nos ayude a fijar una agenda de telecomunicaciones que sea a la vez apartidista, transexenal y orientada al beneficio de los consumidores mexicanos.

Para la elaboración de la agenda de telecomunicaciones, la OCDE aportará su experiencia en mejores prácticas internacionales. Una vez que se tengan las recomendaciones de políticas públicas del sector, lo ideal sería identificar las restricciones a su implementación y las medidas para enfrentarlas. Para que la agenda tenga posibilidades de éxito, será necesario que, desde México, la Cofetel trace la línea de acción que responderá a los obstáculos tan formidables que privan en el sector: desde la presión de las empresas que ponen en marcha un amparo cada vez que un acto de autoridad no les conviene, hasta la de los legisladores que no quieren o no pueden hacer bien su trabajo, con todas las demás piedritas que aparezcan en el camino.

Miembro del staff profesional del Instituto Mexicano para la Competitividad