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El Moreira de Cuernavaca

En seis años, Humberto Moreira multiplicó por 100 la deuda del gobierno de Coahuila. Su táctica de hipotecar el futuro de su estado, a cambio de ganar la próxima elección, ha forjado una escuela de estrategia política. Manuel Martínez Garrigós, presidente municipal de Cuernavaca, es el alumno más avanzado de la Academia de Baile y Finanzas Públicas del Profesor Moreira. El discípulo, afiliado al mismo partido que su tutor, tomó posesión el 1o. de noviembre de 2009. En aquella fecha, Cuernavaca tenía una deuda de 70 millones de pesos. Un mes y nueve días después, la capital de Morelos ya debía 670 millones. A Luis Echeverría y José López Portillo, en mancuerna, les tomó casi una década multiplicar por 8 la deuda externa de México. Martínez Garrigós logró la hazaña en 40 días.

El ayuntamiento aprobó el endeudamiento en una sesión extraordinaria que apenas se convocó con 24 horas de anticipación. El problema es que el crédito se contrató antes de que se licitaran las obras de infraestructura que se buscaba financiar. Por lo cual, el erario público de la eterna primavera empezó a pagar intereses sobre el préstamo, varios meses antes de entregar el primer cheque a los desarrolladores de infraestructura. El 11 de junio de 2010, el entonces contralor del ayuntamiento, José Luis Urióstegui Salgado, afirmó en una carta a la Tesorera Municipal: “No debió solicitarse un préstamo sino la obtención de una línea de crédito que permitiera al Ayuntamiento la libre disposición de los recursos en el momento que se requieran, sin necesidad de pagar intereses sobre el monto total”. Para concluir su misiva, Urióstegui Salgado recomendó restituir el dinero a la institución financiera y contratar una línea de crédito. Una semana después de firmar la carta, el contralor municipal presentó su renuncia al cargo. El Banco del Bajío, una de las instituciones financieras preferidas de Humberto Moreira, se encargó de otorgar el empréstito.

Cuando se justificó la obtención del crédito se afirmó que parte del dinero se utilizaría para la sustitución de redes de abastecimiento de agua potable. Sin embargo, un año después no se le ha asignado un solo peso a este rubro de infraestructura. De las obras públicas que sí se llevaron a cabo, destaca por su aportación al desarrollo económico y la competitividad una nueva estatua ecuestre de Emiliano Zapata. Cualquier persona que conozca el estado de Morelos sabe que uno de los grandes problemas de infraestructura urbana de la entidad es un déficit de monumentos al Caudillo del Sur. Ni la efigie de Zapata, ni dos murales, ni la pavimentación de calles, ni ninguna de las obras que finalmente se financiaron con el crédito fueron aprobadas por el Cabildo. La única autoridad involucrada en la selección de proyectos fue el presidente municipal Martínez Garrigós.

En junio de 2011, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s degradó la calificación de Cuernavaca por un aumento en el endeudamiento y un crecimiento acelerado en sus gastos operativos. De acuerdo con esta empresa, las perspectivas financieras de la capital morelense son negativas. Actualmente el pago por el crédito es cercano a los 4 millones de pesos mensuales. Para julio de 2012 este monto se elevará a los 9 millones de pesos cada 30 días. La herencia de la deuda podría impactar las finanzas de las próximas cinco administraciones municipales.

El edil le ha tomado el gusto al servicio público. Por medio de un call center y anuncios espectaculares, Martínez Garrigós parece más candidato que alcalde. El presupuesto anual de bibliotecas para el municipio de Cuernavaca es menor a los 200 mil pesos, pero el gasto de comunicación social es de 40 millones de pesos. Con ese arsenal de recursos el presidente municipal tiene una posición de ventaja para el 2012.

Si Humberto Moreira continúa al frente del PRI a pesar de lo que le hizo a Coahuila, es lógico que Martínez Garrigós aspire a gobernar Morelos a pesar de lo que le hizo a la Ciudad de la eterna endeudadera.