“Government at a Glance” es un estudio que proporciona datos y comparativos internacionales sobre las prácticas de gobernanza en los países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La gobernanza está compuesta por instituciones, procesos y acciones que establecen la forma en la que se ejerce el poder; parte de ella está determinada por las finanzas públicas. En este sentido, la edición 2021 revela tres datos sobre finanzas públicas que son clave para entender la gobernanza en México.
1. México tiene la inversión pública más baja entre los países de la OCDE. Como porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB), destinó únicamente 1.3% en 2019, lo cual representa una caída de 0.7 puntos porcentuales desde 2007 (cuando fue de 2.0%). Para 2019, el promedio entre los países que integran la organización fue de 3.3%.
Ojo, esto no solo pasa a nivel federal. En promedio, ese mismo año las entidades federativas destinaron en promedio el 0.4% en inversión pública como porcentaje de su PIB. De acuerdo con las cuentas públicas estatales, el Estado de México (1.2%) fue el que más inversión pública ejerció, mientras que 30 estados destinaron menos del 1.0%.
¿Por qué es alarmante? Para empezar, la inversión pública es todo recurso ejercido con fines productivos, se destina principalmente a proveer bienes y servicios para cumplir con ciertos objetivos (infraestructura, educación, salud, seguridad, entre otros). Esto a su vez sirve para atraer inversión privada, potenciar la economía y puede aumentar la competitividad del país.
2. México es el último en recaudación de ingresos públicos. Este dato está ligado a los recursos disponibles para invertir. La OCDE reportó que, en 2019, 24 de 36 países recaudaron entre el 30% y el 45% de sus ingresos como porcentaje del PIB. Sin embargo, en México la recaudación es de 22.4%; le sigue Irlanda con 25.1% y Turquía con 31.0%.
En México el 61.8% de los ingresos públicos proviene de los impuestos, principalmente del impuesto sobre la renta (ISR), al valor agregado (IVA) y a la producción y servicios (IEPS). En países latinoamericanos, como Costa Rica o Colombia, los impuestos representan el 40.4% y el 46.3% de sus ingresos, respectivamente.
Las cifras del estudio evidencian la necesidad de replantear el modelo de recaudación actual. Nuevas medidas podrían favorecer la recaudación y ayudarían a disminuir la desigualdad. Por ejemplo, una alternativa consistiría en incentivar la recaudación local, ya que los 32 estados recaudan el 4% de los impuestos del país, mientras que los municipios únicamente 2%.
3. La deuda pública ha ido en aumento en la última década. La deuda no es buena ni mala, es un instrumento que, bien utilizado, permite detonar la inversión y el desarrollo económico, aunque mal empleado puede comprometer la sostenibilidad de las finanzas públicas.
En 2019 representó 59% del PIB; en 2012 fue 41.1% y en 2007 32.4%. Lo preocupante no es que el saldo crezca conforme pasan los años; un mayor incremento puede explicarse por un ritmo menor de crecimiento económico. La verdadera interrogante es, si se ha reducido la inversión pública, ¿en qué se están gastando esos recursos?
A unas semanas de que el ahora tercer titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en lo que va del sexenio haga entrega del Paquete Económico 2022, debe tenerse en mente que es urgente no escatimar en inversión, reconsiderar el modelo de recaudación y cuestionar el ejercicio de los recursos públicos. De lo contrario, el crecimiento seguirá estancado y el gasto público estará orientado a satisfacer objetivos políticos que no son prioridad para la recuperación económica.
Publicado en Animal Político.
29-07-2021