Hoy inicia un nuevo capítulo en la educación de México. Muchas escuelas reciben a sus estudiantes por primera vez después de haber cerrado 53 semanas o más. Uno de los periodos más largos que se observaron en el mundo.
La decisión de regresar a las aulas fue abrupta y se parece más a un capricho presidencial que a una decisión fundamentada. Esto sumado a la falta de planeación , coordinación y presupuesto han generado gran incertidumbre entre la ciudadanía.
Priorizar la educación es fundamental, puesto que la pérdida de aprendizajes y el daño socioemocional pueden marcar el futuro de las generaciones más jóvenes de este país.
De acuerdo con la evidencia que juntó el Instituto Mexicano para la Competitividad ( IMCO ), la pandemia provocó un rezago educativo de, al menos, 1.8 años de escolaridad, lo que podría reducir ingresos futuros de los estudiantes en 8%. ¡Y esto podría ser aún mayor para quienes tuvieron menos apoyo durante la educación a distancia!
Hasta la fecha hemos visto que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha transferido mayores responsabilidades a padres de familia y docentes sin asignarles suficiente presupuesto ni herramientas para apoyarlos. Describo dos casos que lo ilustran.
Uno, la SEP hizo un llamado para que los Comités Participativos de Salud Escolar -en el que colaboran papás y maestros- se encarguen de la limpieza de las escuelas . Sin embargo, el programa para arreglar las escuelas, La Escuela Es Nuestra, registró un retraso en el gasto a junio 2021 de 1,175 millones de pesos , el segundo programa con mayor retraso en el gasto de la SEP.
Dos, la SEP pide que maestros evalúen los conocimientos de sus alumnos al llegar a las aulas para tener un diagnóstico más preciso de lo que saben y pueden hacer. Esta nueva responsabilidad no está acompañada de un plan accionable ni de suficiente capacitación. De hecho, el Programa para el Desarrollo Profesional Docente tuvo un recorte real de 44% en el presupuesto para 2021 y sus reglas de operación ni siquiera mencionan palabras relacionadas con la pandemia ni las clases a distancia.
Hace sentido que la SEP busque la colaboración con quienes conforman las comunidades educativas ante un desafío mayúsculo. Sin embargo, ejemplos como estos se parecen más a un abuso, donde las autoridades han abandonado sus responsabilidades con la ciudadanía.
El escenario catastrófico para las próximas generaciones se puede evitar, pero necesita mucho más que frases pegajosas en las conferencias matutinas y discursos vacíos en el Informe de Gobierno. Requiere que el Gobierno Federal priorice la educación a través de mayor presupuesto y acciones concretas basadas en evidencia que reflejen liderazgo para el sector.
En el próximo Paquete Económico, que se entrega el 7 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una tercera oportunidad para invertir más en educación y corregir el rumbo. Una oportunidad para romper las inercias del pasado y demostrar su compromiso con la gente. ¿Estará dispuesto a aprovecharla?
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en Expansión.
30-08-2021