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La diversificación comercial no se logra con deseos

FOTO: PRESIDENCIA/CUARTOSCURO.COM

La idea de la diversificación comercial de México vuelve a manifestarse en la agenda pública ante las presiones arancelarias de Estados Unidos (EUA). No es la primera vez que este planteamiento surge en el debate público, pues ha sido un tema recurrente en distintos momentos de la política exterior de México. Pero lo cierto es que la anhelada diversificación comercial solamente va a ocurrir al expandir la capacidad y calidad productiva del país, resultantes de la generación y atracción de inversiones y talento.

Durante el gobierno de Porfirio Díaz (1877-1911) –cuando México surgió en el escenario internacional como un país estable– se impulsó una política internacional de diversificación frente a la preponderancia de EUA en el continente. Si bien la inversión europea alcanzó niveles sobresalientes, entre 1910-1911 el comercio con el país vecino concentraba 76 % de la exportaciones y 55 % de las importaciones.

Más adelante, en el gobierno de López Mateos (1958-1964) hubo un acercamiento político con América Latina, África y Asia para ampliar las relaciones exteriores del país. Para 1960, las exportaciones al vecino del Norte llegaron a 61 %, mientras al resto de América a 19 % y a Asia 7.2 %. Sin embargo, en las importaciones, EUA se mantuvo como principal proveedor al concentrar 72 %, mientras que el resto de América 4 % y Asia 2 % del total importado.

En 1994 las condiciones eran distintas al interior de México y a nivel internacional. En la década del optimismo, el mercado norteamericano se unificó mediante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) –antecesor del T-MEC–. Pero esta decisión estuvo lejos de acabar con la necesidad mexicana de la diversificación.

Tras la crisis económica de 1995 –que acentuó la dependencia respecto a EUA– la administración de Zedillo (1994-2000) estableció como prioridad de política exterior un acuerdo comercial con la Unión Europea. El resultado fue el Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación –Acuerdo Global– suscrito en 1997 y vigente desde el 2000. En 2016 iniciaron negociaciones para actualizarlo que concluyeron en enero de 2025, aunque queda pendiente su firma y ratificación.

México cuenta con este y otros mecanismos que facilitan la cooperación, la inversión y el comercio internacional. Entre ellos, el Tratado Integral de Asociación Transpacífico (TIPAT) conformado por 12 economías, así como la Alianza del Pacífico integrada por Chile, Colombia, México y Perú (a la espera del ingreso de Costa Rica). Para el momento en el que se firmaron estos acuerdos, el país ya estaba inmerso en el sistema del libre comercio.

Este recorrido ejemplifica que en México ha habido interés político y canales institucionales para la diversificación en las relaciones del país. Sin embargo, los resultados han sido limitados en términos comerciales, incluso antes del TLCAN. Esto no significa que debamos renunciar a ampliar el alcance de nuestro comercio, pero la realidad es que la diversificación exige capacidad productiva de calidad derivada de la competitividad del país, no de anhelos ni deseos.

@isaaccruzpardo

Publicado en Animal Político

09-10-2025