Las brutales muertes de Fátima Cecilia, Ingrid Escamilla, Isabel Cabanillas y Brenda Josselin son solo algunos casos recientes y conocidos de la ola de violencia feminicida que vive México.
Estos delitos llevan una tendencia creciente desde hace varios años hasta alcanzar tres feminicidios diarios en 2019 . Además, una de cada tres mujeres es víctima de acoso o violencia sexual . Nos están matando, nos están intimidando y a pesar de ello la respuesta de los gobiernos es ambigua. No existe una estrategia, con acciones aterrizadas y viables, para frenar esta situación.
Por ello, en los últimos días se ha convocado en redes sociales a un paro nacional el 9 de marzo, de manera que se viva un día sin mujeres ni niñas. ¿Cuáles podrían ser las implicaciones?
Sabemos por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del cuarto trimestre del 2019 que el 52% de la población total del país somos mujeres. Representamos el 40% de la fuerza laboral (población ocupada) y la mitad del total de alumnos en el sistema educativo según la Secretaría de Educación Pública.
Si todas las mujeres ocupadas dejáramos de trabajar el día del paro, la pérdida en ingresos para los hogares podría ascender hasta 6 mil 353 millones de pesos. Este cálculo toma el salario de un día de trabajo de las mujeres ocupadas, separando a quienes están en el mercado formal e informal.
Esta pérdida es conservadora pues no incluye el costo de dejar de hacer tareas no remuneradas como aquellas dentro del hogar, pero aún así es equivalente a casi ocho veces el presupuesto del Instituto Nacional de las Mujeres para 2020 o tres veces el del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Esta pérdida no necesariamente será tan alta, porque no todas pueden detener sus actividades de bote pronto. Para muchas, su ingreso diario es clave para llevar alimento a su hogar o su trabajo es necesario para atender a otras personas cuyos cuidados son impostergables.
Sin embargo, la iniciativa es un llamado de atención pacífico y contundente para mandar un mensaje: la vida de las mujeres es valiosísima para nuestra sociedad y nuestra economía.
Este valor no se ha visto reflejado en la toma de decisiones. No se han publicado políticas públicas en el diario oficial que alineen los esfuerzos de los tres niveles de Gobierno y de las instancias involucradas con el fin de prevenir este tipo de delitos contra la mujer.
Más aún, las soluciones al problema serán complejas puesto que requieren atender las fallas y debilidades del sistema de justicia y de la estrategia de seguridad, como menciona Estefanía Vela.
Incrementar la pena para el feminicidio, como lo aprobó la Cámara de Diputados y se envió al Senado, incidirá poco en reducir estos crímenes. “La severidad de la sanción no tiene ningún efecto disuasivo cuando la probabilidad de recibirla es bajísima”, dice Alejandro Hope .
Tiene razón, en México solo 1.3 de cada 100 delitos se resuelven . Esto muestra la ineficacia de nuestro sistema de justicia. Y las mujeres han enfrentado un contexto mucho más difícil e injusto cuando buscan ayuda de las autoridades.
Las y los mexicanos queremos vivir en paz, queremos oportunidades reales para prosperar. Es momento de terminar con los discursos en los que se empatiza poco y se justifica mucho.
Es momento de que el Gobierno aproveche la indignación generalizada para encontrar una brújula que guíe la transformación de este país hacia buen puerto, en donde las mujeres y nuestras familias nos sintamos seguras.
Publicado por Expansión
24-02-2020