- El incremento en los precios de los bienes y servicios en el país ha afectado más a los hogares con menores niveles de ingresos.
- Para las familias que perciben $3 mil 313 al mes, en promedio, el incremento en el precio de su canasta de consumo es de 8.74% anual; para aquellas con ingresos promedio de $54 mil 427 al mes el aumento en el costo de la canasta de consumo es de 7.48%.
- Aquellos con menores recursos dedican una mayor proporción del gasto al consumo de productos básicos, que muestran mayores incrementos en precios, mientras que gastan menos en cuidados de la salud o educación.
El incremento de los precios comenzó en 2021, inicialmente impulsado por el aumento en los precios más volátiles de la economía, particularmente de los energéticos (que tuvieron una inflación anual de 19.30% en abril de 2021) y de las mercancías como alimentos, bebidas y tabaco (donde la inflación anual superó el 4% desde abril de 2020). Conforme pasaron los meses las presiones se extendieron a productos agropecuarios y los precios de los servicios. Por lo tanto, la inflación de México registró incrementos anuales superiores al 4% desde marzo de 2021, con niveles fuera del rango objetivo establecido por el Banco de México (3%, ±1%).
Es por ello que el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó las presiones inflacionarias observadas a finales de 2021 y los primeros meses de 2022, y el impacto en el gasto de los hogares con diferentes niveles de ingresos. El estudio muestra que el incremento en los precios de los bienes y servicios ha afectado más el poder adquisitivo de los hogares más pobres.
Al ordenar a los hogares de México por decil de ingreso y analizar las diferentes proporciones de gasto que destinan a los diferentes rubros de consumo, es posible construir un índice de precios para la canasta representativa de cada decil, y por ende, distinguir el cambio en el costo de la canasta de consumo que cada familia enfrenta. Los resultados muestran claramente que el aumento proporcional en el nivel de gasto de las familias con menores ingresos es significativamente mayor que el observado en familias con mayor poder económico. Para las familias del primer decil, que perciben alrededor de $9 mil 938 pesos al trimestre (o $3 mil 313 al mes), el incremento en el precio de la canasta de consumo es de 8.74% anual; en contraste, aquellas familias que perciben en promedio $163 mil 282 pesos al trimestre ($54 mil 427 al mes) registran un encarecimiento de 7.48% anual en su canasta de consumo.
En general, los hogares de menores ingresos destinan una mayor proporción de su gasto a la adquisición de bienes cuyos precios han subido más durante el último año, por lo que el impacto de la inflación es más fuerte para sus canastas de consumo. Algunos de los principales hallazgos de este análisis son:
- La composición de las canastas de consumo de los hogares mexicanos resulta en una disparidad en las presiones inflacionarias que enfrentan. La canasta de consumo de hogares con bajo nivel de ingresos (decil 1) se concentra más en bienes de consumo básico como alimentos y bebidas, que enfrentan incrementos pronunciados en precios.
- Los hogares con mayores ingresos (decil 10) dedican más recursos al pago de servicios de educación, cuidado de vehículos y comunicaciones, donde los precios han aumentado en menor medida (o incluso caído), por lo que el impacto de la inflación sobre su gasto ha sido menor.
- En el decil 1, con el menor nivel de ingreso, los hogares dedican 7.2% de su gasto a verduras, legumbres y semillas (con inflación anual de 13.1% en abril 2022), mientras que esa proporción es de 4.8% en el decil 5 y 2.2% en el decil 10.
- Similarmente, el decil 1 dedicó 1% de su gasto a aceites y grasas, cuya inflación anual en abril fue de 35.8%; en contraste, el decil 5 (ingreso medio) destinó sólo 0.5% de su gasto a esos productos, y el decil 10 (ingresos altos) sólo 0.2%.
- En contraste, el gasto proporcional en artículos y servicios de educación para el decil 1 fue únicamente 2.4%, mientras que en el decil 5 se destinó 3.8% y en el decil 10, 9.8% del gasto total. El incremento anual en los precios de ese rubro fue de solo 3.2%.
El efecto del incremento en precios sobre los productos en los que más gastan los hogares con menores ingresos implica que el poder adquisitivo de los estratos socioeconómicos más bajos es también el que más se contrae ante un periodo con altas presiones inflacionarias. Esto extiende las brechas ya existentes entre los extremos socioeconómicos, que persisten no sólo en materia de ingresos, sino también en otros indicadores. En este contexto es importante implementar acciones para salvaguardar el poder adquisitivo de la población, al mismo tiempo que se busca una estabilidad en precios. Para ello, el IMCO Propone:
- Fortalecer la competencia económica. Una condición necesaria para asegurar que los consumidores mexicanos tengan acceso a mejores precios es la garantía de la competencia económica. Para ello se debe asegurar el funcionamiento de organismos cuya función es impedir prácticas monopólicas y la manipulación de precios.
- Aprovechar los beneficios del comercio exterior. Facilitar la importación de bienes básicos, principalmente alimentos, para incrementar su disponibilidad a precios más bajos mejora el nivel de precios enfrentado por la población. Es importante reconocer que la apertura comercial trae beneficios para el consumidor y cumplir con las condiciones y reglamentos establecidos en los Tratados de Libre Comercio a los que México está adscrito.
- Focalizar los apoyos a la población de más bajos recursos. Se requiere un diseño adecuado de los programas de apoyo social, que deben incluir no solo transferencias, sino otras estrategias encaminadas a garantizar el apoyo a las poblaciones más vulnerables o en situación de pobreza.
- Facilitar la producción nacional de bienes con alta inflación. Se debe incentivar y acelerar la producción local de bienes esenciales, como los granos, a fin de asegurar una mayor oferta y disponibilidad de alimentos con precios competitivos a largo plazo. Acciones como la adopción de nuevas tecnologías, a pesar de no tener un efecto inmediato sobre el nivel de producción, pueden resultar benéficas para la economía y los precios en el país.