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La quinta protagonista

La sociedad civil ha dejado su huella durante la campaña presidencial del 2012. El movimiento #Yosoy132 es el caso más evidente. El segundo debate alcanzó una visibilidad sin precedente, gracias a las presiones de los jóvenes. El tercer debate, que será transmitido vía internet, es una iniciativa directa de esta red social de estudiantes de universidades público-privadas. Sin embargo, el papel de la sociedad no se agota en el fervor de la protesta juvenil.

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por Javier Sicilia, sentó a l@s candidat@s frente al grupo de ciudadanos que ha sufrido, como nadie, la negligencia del Estado mexicano. La autoridad que debió protegerlos les dio cruelmente la espalda. Ahora los candidatos se vieron forzados a darles la cara. Javier Sicilia pulió el filo de sus palabras y lanzó una articulada esgrima contra el cuarteto de aspirantes. Con la salvedad de AMLO, l@s otr@s tres aguantaron la crítica con estoicismo.

La mejor entrevista de la campaña a Enrique Peña Nieto no la realizó una celebridad periodística de la TV, sino la académica Blanca Heredia, durante el evento 10 preguntas por la Educación. La inquisitiva doctora Heredia no toleró evasivas ni dejó margen para el soliloquio. En este agudo interrogatorio, el candidato del PRI aceptó que si gana la Presidencia, no modificaría de manera sustantiva el arreglo institucional entre el SNTE y la SEP.

La Red por la Rendición de Cuentas ya organizó un foro con Josefina Vázquez Mota y hay un esfuerzo en marcha para que otros candidatos atiendan la convocatoria. México SOS exigió con mucho éxito que los presidenciables se definan ante la iniciativa de juicios orales. María Elena Morera y su organización Causa en común encabezan una convocatoria para que los candidatos firmen un compromiso de respetar el resultado electoral. Mexicanos primero puso el tema de la evaluación de los maestros en el centro de la discusión pública. El IMCO y Transparencia Mexicana se convirtieron en instituciones de referencia durante los debates presidenciales. En el ámbito de la Ciudad de México, la organización accionesDF publicó un libro y una dinámica página de internet (www.accionesDF.mx) con propuestas sensatas y aterrizadas para el próximo gobierno capitalino.

Además del galán fotogénico, la mujer del cuchicuchi, el Peje y el farsante ilustrado, esta campaña presidencial tiene una quinta protagonista: la sociedad civil. Es evidente que los aspirantes presidenciales necesitan de foros, reflectores y adhesiones para llegar con combustible al 1o. de julio. ¿Y después? ¿Cuál sería la relación de un eventual gobierno de EPN, JVM o AMLO frente a una sociedad demandante y organizada? Peña Nieto ha mostrado cierta apertura a tolerar la crítica. Sin embargo, los usos y costumbres más arraigados en el PRI perciben el activismo ciudadano como una incomodidad o como una amenaza. La tentación de resucitar el halo de infalibilidad presidencial es incompatible con el oxígeno de libertad que respiran los ciudadanos participativos.

AMLOVE está enamorado de la sociedad movilizada, siempre y cuando las masas se organicen para echarle porras y piropos. La voz del pueblo pierde su melodiosa legitimidad si la multitud sale a la calle a cuestionar sus consignas. Eso ocurrió durante las primeras marchas contra la delincuencia en el DF, cuando él era jefe de Gobierno. A esa ciudadanía vestida de blanco, López Obrador le respondió con epítetos clasistas y algunas de las declaraciones más desafortunadas de su carrera política. Josefina tiene una mejor interlocución con las distintas organizaciones de la sociedad civil, pero mucho menos posibilidades de llegar a Los Pinos.

Uno de los rasgos típicos de un régimen autoritario es que la sociedad organizada tiene poca o nula interlocución con la autoridad. Faltan unos meses para saber si la quinta protagonista de la campaña presidencial mantiene su rol actual o se vuelve un extra de relleno en la película del próximo sexenio.

Esta columna sólo refleja las posturas de su autor.