Las labores del hogar y de cuidados ascienden a 7.2 billones de pesos, 72% lo aportan las mujeres
- Las mujeres aportan 2.6 veces más valor económico que los hombres por el trabajo no remunerado que realizan.
- El valor del trabajo no remunerado de Chiapas equivale a 62% de su PIB estatal, mientras que en Campeche esta proporción disminuye a 10%.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) mide el valor económico del trabajo no remunerado en México, es decir, calcula cuánto costarían las horas que destinan las familias a las labores del hogar y de cuidados si se asociaran con un salario. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó los datos de la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México con el objetivo de dimensionar y visibilizar la aportación que hacen los hogares, en especial las mujeres, a la economía del país.
El trabajo no remunerado tiene un valor porque permite que la sociedad funcione; además de satisfacer las necesidades básicas y contribuir al desarrollo de las infancias, facilita que los miembros del hogar participen en el mercado laboral o estudien. En 2022, el valor económico de las tareas del hogar y de cuidados ascendió a 7.2 billones de pesos. Las mujeres aportaron 2.6 veces más valor económico que los hombres por el tiempo que dedicaron a estas labores durante el año.
¿Cuánto vale el trabajo no remunerado en México?
El valor económico del trabajo no remunerado equivale a 24% del PIB de México, es decir, a uno de cuatro pesos generados por la economía mexicana en 2022. Este monto supera el valor de los sectores económicos más grandes del país como la industria manufacturera (22%) y el comercio (20%). En los últimos 20 años, el valor económico de estas actividades no ha cambiado significativamente; pasó de representar 19% del PIB en 2003 a 24% en 2022. Si bien disminuyó ligeramente con respecto a 2021, este se mantuvo por encima del nivel previo a la pandemia (22% en 2019).
Las mujeres realizan la principal contribución económica por el trabajo no remunerado que realizan, ya que ellas aportan 2.6 veces más valor económico que los hombres. Esto se debe a que del tiempo total destinado al trabajo –remunerado y no remunerado– a la semana, ellas dedican 63% a estas actividades sin remuneración, proporción que disminuye a 27% para los hombres.
Brindar cuidados es la actividad que realizan las familias con mayor valor económico, la cual equivale a 1.8 billones de pesos, seguida de realizar la limpieza y mantenimiento del hogar con un valor de 1.7 billones de pesos en 2022. Con respecto a esta última, las mujeres contribuyeron también 2.6 veces más que los hombres a la limpieza; caso contrario a las tareas de mantenimiento como reparaciones o plomería donde los hombres aportaron casi siete veces más que las mujeres. Esto demuestra que los roles de género persisten en la distribución de las labores no remuneradas, ya que los hombres tienden a realizar las actividades consideradas como “masculinas”.
¿Cómo cambia este valor según las condiciones sociodemográficas?
- Entidades federativas
Los estados con mayor valor económico como proporción del PIB estatal se encuentran en el sur del país: Chiapas (62%), Guerrero (50%) y Oaxaca (48%), que también ocuparon estas posiciones en 2021. Por otro lado, destacan Campeche, la Ciudad de México, Querétaro y Nuevo León donde el trabajo del hogar y de cuidados representa 15% del PIB o menos.
Por otro lado, Coahuila (75 mil 629 pesos), Zacatecas (73 mil 677 pesos) y Chihuahua (67 mil 801 pesos) son los estados con mayor valor económico per cápita por el trabajo no remunerado que realizan. En el otro extremo se encuentran Quintana Roo (39 mil 024 pesos), Yucatán (45 mil 347 pesos) y Tabasco (45 mil 699 pesos). Sin embargo, en Morelos, Tlaxcala, Zacatecas y Puebla las mujeres aportan al menos tres veces más valor económico que los hombres, lo que posiciona a estos estados con la mayor desigualdad de género en el trabajo no remunerado.
- Nivel de ingresos
En promedio, una mujer que pertenece a un hogar del primer decil de ingresos genera 85 mil 725 pesos por el trabajo no remunerado que realiza en comparación con 69 mil 892 pesos en el caso de una mujer que pertenece al decil 10 de ingresos. Es decir, una mujer en el primer decil aporta 23% más valor económico por estas labores que una mujer en el último decil de ingresos. En el caso de los hombres, el valor económico se mantiene relativamente constante, independientemente del decil de ingresos al que pertenecen. Esto sugiere que, en la medida en que las mujeres dedican menos horas a labores no remuneradas, los ingresos de su hogar tienden a mejorar.
- Nivel de escolaridad
Para los hombres, contar con un mayor nivel educativo tiende a aumentar el valor económico por el trabajo no remunerado que aportan. En promedio, un hombre con al menos un año de educación media superior aporta 35 mil 799 pesos, en contraste con aquellos con primaria incompleta que aportan 27 mil 909 pesos. En el caso de las mujeres, el nivel de escolaridad no parece ser una característica determinante en la contribución del trabajo no remunerado ya que una mujer con primaria incompleta aporta 4% más valor económico que una mujer con primaria completa, pero 22% menos que una mujer con secundaria completa. Es decir, entre las mujeres no se mantiene la misma relación que existe entre los hombres.
Existe evidencia que explica esta tendencia, y sugiere que un mayor nivel de escolaridad en los hombres es uno de los factores que determina una mayor participación en las tareas del hogar. Algunos estudios explican que al mejorar las condiciones de vida y circunstancias laborales, los hombres cuentan con mayor flexibilidad para involucrarse de manera más activa en la crianza de sus hijas o hijos, sin embargo no se extiende a otras actividades del hogar como limpieza o preparación de alimentos.
- Estado civil
Las mujeres casadas realizan la mayor proporción del trabajo no remunerado en México; ellas aportan el doble de valor económico per cápita que las mujeres solteras y el triple que los hombres casados. En promedio, una mujer casada aporta un valor económico de 96 mil 159 pesos, 66% más que los hombres casados (33 mil 159 pesos).
La brecha de género es menor cuando se comparan ambos grupos de personas solteras, pero aun así una mujer soltera aporta 40% más valor económico por las tareas no remuneradas que un hombre soltero, lo que equivale a una diferencia de alrededor de 18 mil pesos. Esto refleja que el estado civil puede reducir o acentuar las disparidades dentro del hogar.
- Número de miembros del hogar
Conforme aumenta el número de miembros dentro del hogar, también incrementa el valor económico que las mujeres aportan por su trabajo no remunerado, tendencia que también es opuesta para los hombres. Evidencia internacional explica que conforme aumenta el número de hijos, los hombres dedican más tiempo al mercado laboral, y las mujeres menos.
Cuando el hogar se conforma por una a tres personas, las mujeres aportan 67 mil 911 pesos en promedio, es decir, casi dos veces más valor económico que los hombres (35 mil 559 pesos) en esta misma situación. En contraste, cuando hay cuatro o más integrantes en el hogar, la diferencia entre mujeres y hombres se acentúa, ya que la aportación económica promedio de las mujeres asciende a 81 mil 815 pesos, mientras que disminuye a 29 mil 838 pesos para los hombres, es decir una diferencia de casi tres veces.
Las mujeres son quienes realizan la mayoría de las labores del hogar y de cuidados sin recibir una remuneración a cambio, lo que limita el tiempo que ellas tienen para destinar a otras actividades económicas o de autocuidado. Sin embargo, estas tareas son indispensables e inevitables para el desarrollo del país por lo que es necesaria una redistribución del trabajo no remunerado para que no sea una barrera para las mujeres que quieren participar en el mercado laboral.
Para ello, el IMCO Propone romper los roles de género desde la infancia para lograrlo, madres y padres juegan un rol clave desde evitar sesgos en qué actividades piden apoyo al resto de los miembros del hogar. Asimismo es necesaria una mayor participación del sector privado y público en materia de cuidados, por ejemplo, promover la flexibilidad laboral u ofrecer apoyo para guarderías.