El presidente Andrés Manuel López Obrador visitará Washington D.C. el próximo 12 de julio para reunirse con su homólogo estadounidense, Joe Biden, y discutir temas de coyuntura en la relación bilateral. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) considera fundamental que en dicha reunión se aborde la agenda de energía y cambio climático.
Reconocer la crisis climática y proponer acciones ambiciosas hacia la transición energética, así como una ruta crítica para acelerar el tránsito hacia una América del Norte más productiva, sostenible y con una menor huella de carbono, debe formar parte de la agenda bilateral de forma urgente y prioritaria. En el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Clima, el gobierno mexicano planteó un decálogo de acciones para mitigar el cambio climático. Estas acciones, sin embargo, son insuficientes -e inclusive contraproducentes- para el medio ambiente y la competitividad del sector energético en la región. A continuación, abordamos cada una de ellas:
1. Modernizar y repotenciar las centrales hidroeléctricas para añadir 2 mil 86 gigawatts-hora (GWh) anuales de capacidad instalada
Puntos a considerar: Debido al estado y antigüedad de las centrales, así como por la escasez del agua en el país, es poco factible incrementar de manera significativa la generación de energía de este tipo de centrales aún después de los planes de modernización que se han anunciado en los últimos meses. El Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) 2022-2036 contempla 434 megawatts (MW) de adiciones de generación hidroeléctrica entre 2022-2025. Esto representa 1 mil 521 GWh por año ajustado por factor de planta, lejos de los 2 mil 86 GWh propuestos en el decálogo. Asimismo, en los últimos 7 años la capacidad de generación hidroeléctrica creció únicamente 1%. En 2030 México necesita 54 GW de capacidad instalada renovable. Al país le faltan 19 GW y la repotenciación anunciada se queda lejos de este objetivo.
2. Invertir 2 mil millones de dólares para reducir hasta en 98% las emisiones fugitivas de gas metano
Puntos a considerar: Pemex tiene un historial poco efectivo para controlar sus emisiones de metano –quema, venteo y emisiones fugitivas– durante sus procesos de exploración, producción y transformación de hidrocarburos. En 2016 la empresa fue sancionada por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) con una multa de 2.1 millones de pesos por no cumplir con las metas de aprovechamiento de gas en Ku-Maloob-Zaap. Es necesario diferenciar el venteo y quema de gas de las emisiones fugitivas de metano. Evitar ambos implica beneficios ambientales y económicos, sin embargo, la complejidad técnica y el costo es distinto en cada caso. Mientras que reducir el venteo y quema en 98% es técnicamente factible en el corto y mediano plazo, evitar emisiones fugitivas implica un proceso de modernización y mantenimiento en todos los procesos de transporte, proceso y almacenamiento a lo largo de la cadena de valor del gas. Este último reto es poco factible de lograrse en 98% de las emisiones de Pemex en el corto plazo, por lo que debe abordarse de manera separada al fenómeno de quema y venteo.
3. Producir 50% de vehículos de cero emisiones contaminantes en 2030
Puntos a considerar: Producir vehículos eléctricos de cero emisiones contaminantes a partir de electricidad fósil solo traslada el punto de emisiones del vehículo a la planta de generación eléctrica. El Gobierno Federal ha ligado la nacionalización del litio, mineral estratégico en la elaboración de baterías, con la meta de producción de vehículos eléctricos. Sin embargo, la importancia de la electromovilidad en términos de cambio climático y transición energética estriba en la matriz de generación eléctrica del país. Para disminuir efectivamente los gases de efecto invernadero (GEI), el incremento de vehículos eléctricos debe venir acompañado de un aumento en la generación de electricidad renovable y limpia. Sin energía renovable los vehículos eléctricos no tienen un efecto relevante en las estrategias de mitigación del cambio climático. En 2021 se produjeron tres millones de vehículos en México. Esto implica que para cumplir con el compromiso presidencial, en 2030 se tendrían que fabricar por lo menos 1.5 millones de vehículos eléctricos (si se parte del supuesto -poco probable- que la producción vehicula no se incremente durante este periodo), un volumen difícil de alcanzar en 7 años sin políticas públicas que incentiven la inversión. Adicionalmente, el compromiso se enfoca en la producción y no aborda medidas para incrementar la venta de vehículos eléctricos en el mercado mexicano.
4. Construir un parque solar fotovoltáico con una capacidad de generación de 1 GW en Puerto Peñasco, Sonora
Puntos a considerar: El proyecto es insuficiente para cumplir las metas de integración de renovables- Además, está localizado en una zona congestionada debido a dos factores: la subinversión en las líneas de transmisión (4.1% del presupuesto total de la CFE para 2022) y la alta densidad de plantas solares fotovoltaicas (en Sonora actualmente existen 3.86 GW de capacidad autorizada para generación solar fotovoltaica). México actualmente cuenta con 86 gigawatts (GW) de generación total, por lo que agregar 1 GW de energía renovable adicional únicamente representa 1.2% del total de la capacidad de generación de energía eléctrica del país. En este sentido, los precios tienden a ser bajos durante las horas de generación solar en esa zona, porque no hay capacidad para transportarla a zonas de mayor demanda.
5. Atraer inversiones estadounidenses para instalar 1 mil 854 MW de nueva capacidad en energía solar fotovoltaica y eólica en la frontera con Estados Unidos
Puntos a considerar: Expandir la matriz de generación en la frontera es una decisión que tiene sentido y aprovecha el potencial renovable de la región. Sin embargo, proyectos de esta naturaleza no se han materializado debido a decisiones regulatorias de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y a la política energética de la Secretaría de Energía (Sener) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Reforzar la infraestructura de transmisión en la región y expandir la red es fundamental para desarrollar el potencial renovable en la frontera con Estados Unidos.
6. Desarrollar parques solares fotovoltaicos en la frontera de México con Estados Unidos, así como la construcción de redes de transmisión que permitan exportar energía eléctrica
Puntos a considerar: No se pueden garantizar inversiones cuando la CRE tiene los trámites para los privados parados e incluso negados. Desde 2019 la CRE no ha autorizado nuevos proyectos privados de generación eléctrica a gran escala. La política energética actual busca que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sea la única que desarrolle proyectos de generación eléctrica. Desde 2019, el Prodesen dejó de contemplar nuevas inversiones privadas. Los compromisos de inversión sin políticas públicas y sin un regulador independiente que asegure condiciones equitativas entre los participantes de la industria son imposibles de cumplir.
7. Alcanzar la autosuficiencia en combustibles
Puntos a considerar: La autosuficiencia no se traduce en seguridad energética, esta se logra con un suministro confiable de energéticos, es decir, electricidad a precios competitivos y la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para reducir los riesgos asociados al cambio climático. La nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, es una apuesta por incrementar la capacidad de refinación que no abona a la transición energética de México, sino todo lo contrario, ancla al país a los combustibles fósiles.
8. Construir dos plantas coquizadoras en las refinerías de Tula y Salina Cruz para transformar el combustóleo en gasolinas y diésel
Puntos a considerar: Producir menos combustóleo y más gasolinas mejoraría la eficiencia operativa de las refinerías mexicanas. Sin embargo, es fundamental entender los costos y beneficios en cada uno de los proyectos tomando en cuenta el costo de importación de las gasolinas y diesel y su contraste con los proyectos domésticos, así como las fuentes disponibles para su financiamiento. En una tendencia global de descarbonización de las economías en el largo plazo y electrificación del transporte (incluso si esta tendencia toma años en cristalizarse), el criterio fundamental debe ser cuál es el mejor uso de los recursos públicos.
9. Sembrar 1 millón de hectáreas de árboles frutales y maderables
Puntos a considerar: El programa “Sembrando Vida” no definió la línea base, por lo que no solo es imposible evaluar los logros o beneficios del mismo, sino que generó incentivos a la deforestación por parte de los beneficiarios. El programa contempla una inversión anual de 1 mil 500 millones de dólares del presupuesto público y tiene el propósito de absorber casi cuatro millones de toneladas de dióxido de carbono. Además, en el primer año del programa solo sobrevivió el 7% de los árboles plantados. Aunque este programa lograra la captura de 4 millones de toneladas de CO2, esta es una cantidad insuficiente para mitigar el cambio climático y cumplir con las metas nacionales e internacionales de México, especialmente cuando el Gobierno mexicano ha implementado políticas en el sector energético que limitan la capacidad del país para avanzar en la transición energética.
10. Garantizar que el 35% de la energía que se consume provenga de fuentes renovables
Puntos a considerar: Esta meta ya estaba suscrita tanto en el Acuerdo de París como en la Ley General de Cambio Climático y en la Ley de Transición Energética. Sin embargo, no se ha avanzado en su cumplimiento por las barreras regulatorias y la política energética del Gobierno Federal. Actualmente, la expansión de la capacidad instalada está concentrada en la CFE y la empresa no tiene contemplados proyectos renovables más allá del parque solar fotovoltaico en Puerto Peñasco y la modernización de las hidroeléctricas. En el Prodesen 2022-2036 se estima que la meta de que el 35% de la generación de energía eléctrica sea renovable no se alcanzará sino hasta 2031, siete años después del compromiso establecido en el Acuerdo de París.
Las acciones promovidas por el Gobierno mexicano no solo son insuficientes para transitar hacia una economía descarbonizada sino que van en sentido contrario. El país debe apostar por el despliegue acelerado de tecnologías con baja huella de carbono y aprovechar su ubicación geográfica en América del Norte para catalizar la transición energética a partir de una mayor integración de los mercados energéticos regionales, y así detonar un desarrollo sostenible.