Por: Cynthia Pérez investigadora del IMCO
El segundo periodo presidencial de Donald Trump dará inicio a una etapa de incertidumbre global por el estilo de gobernar que se anticipa: amenazar, como medio para conseguir sus objetivos. Entre sus primeras propuestas como candidato destacó un arancel del 10 % a las importaciones de productos de México como medio para imponer su agenda en temas de inseguridad, migración y tráfico de drogas en la frontera sur de Estados Unidos. Ahora, a unos días de ser presidente, elevó el tono a una potencial imposición de aranceles de 25 %. México envía 83.7 % de sus exportaciones a Estados Unidos, por lo que esta medida podría tener consecuencias significativas para la competitividad regional de sectores estratégicos como el automotriz y el manufacturero. Además, el impacto en las cadenas de suministro podría exacerbar las presiones al alza en ambos países sobre los costos de producción y, en última instancia, los precios al consumidor.
La vulnerabilidad de nuestro país en este escenario se puede evaluar desde diferentes ángulos. Uno de ellos es el Trump Risk Index, que publica la unidad de inteligencia de la revista The Economist. Esta métrica evalúa factores clave como el comercio, las remesas y la cooperación en materia de seguridad y evalúa la vulnerabilidad de los 70 principales socios comerciales de Estados Unidos ante los cambios que se podrían implementar bajo la presidencia de Trump. Este índice posiciona a México como el país con mayor exposición.
No obstante, las medidas arancelarias que Estados Unidos podría imponer a México también tendrían efectos negativos para su propia economía, particularmente con presiones al alza en los precios de alimentos y productos electrónicos. Este escenario se podrían revertir algunos de los avances que mostró la inflación, ya que presentó señales de moderación con la disminución de los costos de energía y alimentos en los últimos meses, a pesar que la inflación de servicios no se modera. Por otro lado, los precios de diferentes productos en Estados Unidos podrían enfrentar mayores alzas si China y la Unión Europa deciden responder con medidas de represalias en sectores como el de la agricultura y manufactura.
Por otra parte, los riesgos que tendría la política comercial de Trump añadirían presiones adicionales para las decisiones de política monetaria en México y Estados Unidos. Estas autoridades iniciaron un ciclo de reducción de sus tasas de interés objetivo, en medio de distintos cuestionamientos sobre la convergencia de la inflación de ambos países a sus respectivas metas. De hecho, los retos de persistencia en la inflación de servicios de ambas economías han evitado que el ciclo de ajuste a la baja sea más rápido.
Además de los retos en materia de precios, la función de reacción de los bancos centrales en economías emergentes también suelen incorporar aspectos de estabilidad financiera. Lo anterior ha incrementado el riesgo estructural del país por la implementación de diversos cambios institucionales, al grado que sea un factor a considerar para las autoridades monetarias, dificultando la velocidad de ajuste de su tasa de referencia.
México atraviesa un proceso de reestructuración institucional caracterizado por la eliminación de organismos autónomos y un nuevo modelo para la elección de jueces en el Poder Judicial. Estas medidas generan incertidumbre política y podrían poner en riesgo el cumplimiento de compromisos del T-MEC, un acuerdo clave para el país ya que brinda un marco institucional a la relación más importante para el país en materia comercial, migratoria y de movilidad de sus factores de producción.
En los próximos meses, el Banco de México deberá tomar decisiones sobre su tasa objetivo incorporando los riesgos para la convergencia de la inflación observada a su objetivo, tratando de balancear sus decisiones con la brecha del producto y los riesgos de estabilidad financiera. Quizás lo más novedoso será que la política comercial de Trump podría añadir retos a la función de reacción de la propia Reserva Federal por el impacto que tendría esa política sobre la inflación de Estados Unidos.
Las decisiones del próximo presidente de nuestro vecino del norte tendrán impactos que se trasladen a la estabilidad financiera de ambas economías, por lo que las autoridades monetarias enfrentarán un dilema crucial: reducir las tasas de forma más moderada para controlar los riesgos actuales o hacerlo con mayor velocidad para que exista espacio para amortiguar los problemas futuros. Una estrategia bien calibrada será esencial para proteger las economías, mitigar riesgos y asegurar un entorno financiero más seguro y competitivo en un contexto global cada vez más interconectado.
Publicado en Animal Político
28-11-2024