Las mujeres mexicanas encuentran la flexibilidad laboral que necesitan cuando deciden emprender un negocio o trabajar por cuenta propia. Una de cada cuatro trabajadoras en el país opta por este camino. Sin embargo, viene acompañado de sus propios desafíos. Existe poca información al respecto, pues las encuestas nacionales no miden este nivel de detalle. Debido a esto, el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO) y el Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias (CCME) realizaron un sondeo a más de 2 mil mujeres con el fin de profundizar en las barreras que impiden que las mujeres desarrollen y crezcan sus negocios. Así, logró identificar las tres principales barreras que frenan el emprendimiento femenino.
Primero, están los costos asociados a la formalidad en tiempo y recursos económicos. Aunque muchas empresarias podrían verla como una carga, es necesario considerar a la formalidad como una inversión. Los negocios formales tienen mayores ingresos: 33 de cada 100 negocios formales tienen ventas mayores a 50 mil pesos. En contraste, 4 de cada 100 negocios informales supera esta cifra. La formalidad también es una llave a otros beneficios, como el acceso a créditos formales para emprender.
Un dato revelador es que a pesar de que el 76% de negocios encuestados operan en la formalidad al estar dados de alta en el SAT, tienden a ofrecer empleos informales a sus colaboradores. Un gran reto pendiente no solo para las empresarias, sino para todo el país, ya que únicamente tres de cada 10 negocios tienen a la totalidad de sus trabajadores dados de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esto agrava la falta de seguridad social y pone a las y los trabajadores en una situación de mayor vulnerabilidad.
En segundo lugar, el trabajo no remunerado recae principalmente en las mujeres. Ellas dedican en promedio poco más de 50 horas a la semana a las labores del hogar y de cuidados, 2.5 veces más de lo que dedican los hombres. Al tener menos tiempo disponible para dedicarle a sus negocios, las mujeres con mayor carga de trabajo no remunerado tienden a generar menores ingresos.
De las mujeres que no dedican horas de su día al trabajo no remunerado, ninguna tiene un negocio que genere menos de 10 mil pesos al mes, y de hecho, más de la mitad de ellas reportan ventas superiores a los 200 mil pesos. La proporción se reduce a la mitad para las mujeres que dedican horas de su día a estas actividades, ya que solo 28% de ellas tiene un negocio que supere ese monto.
Por último, la falta de financiamiento limita a las mujeres a emprender. Únicamente 5% de las mujeres encuestadas reportaron recibir apoyo para obtener financiamiento, y la mayoría de ellas (58%) lo recibió a través de un programa gubernamental. Además, dos de cada 10 mujeres encuestadas reportaron no tener un ingreso propio, y dentro de este universo el 83% respondió que la principal razón por la que no han emprendido es por falta de financiamiento.
Es necesario atender estas barreras para que las mujeres puedan emprender y operar sus negocios en mejores condiciones. Estos problemas tienden a invisibilizarse desde la recopilación de información pública. Comprender las diferencias que existen en la operación de los negocios con perspectiva de género permitirá trabajar en programas públicos y privados que quiten los frenos a los negocios de las mujeres.
Publicado en Animal Político.
27-10-2022