Por: Martha Castro, investigadora de Educación y Paola Vázquez, investigadora de Mujer en la Economía
“Nos dijeron que no podíamos hacer matemáticas por ser mujeres”, dijo Karen Uhlenbeck, la primera mujer que ganó el Premio Abel considerado el ‘Nobel’ de las matemáticas en 2019. Estos mensajes que recibimos de la sociedad moldean el tipo de habilidades que los estudiantes logran desarrollar. Tradicionalmente, se considera que los hombres son más capaces que las mujeres cuando se trata de habilidades lógicas y analíticas, como el pensamiento crítico y las matemáticas. La persistencia de estos prejuicios modifica la experiencia educativa de cada género y deja cicatrices visibles que marcan el rumbo de su vida profesional.
Recientemente se publicaron los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes 2022 (PISA), que mide el desempeño de alumnos de 15 años. Si bien la evaluación de México apunta hacia un rezago generalizado en las tres áreas evaluadas –Matemáticas, Ciencia y Lectura–, las niñas obtuvieron en promedio 12 puntos menos en Matemáticas y Ciencia, mientras que rebasaron por ocho el puntaje que los niños obtuvieron en Lectura. ¿Cómo puede afectar a los estudiantes?
Las diferencias por género en el rendimiento educativo pueden tener repercusiones a largo plazo en la trayectoria educativa. De acuerdo con el reporte de PISA 2022, los estudiantes con rezago en habilidades lingüísticas suelen obtener calificaciones más bajas y son más propensos a repetir grados escolares e interrumpir su camino educativo. México no es la excepción, ya que los hombres son más propensos a quedar fuera del sistema educativo antes de terminar la universidad.
El mismo reporte muestra que las niñas tienden a comportarse mejor en clase, a obtener calificaciones más altas en el aula y a dedicar más tiempo a las tareas escolares, sin embargo, son más propensas que sus compañeros a sentir ansiedad relacionada con su desempeño en matemáticas y suelen dudar sobre su capacidad de realizar con éxito tareas de ciencias y de las propias matemáticas. En México solo tres de cada 10 profesionistas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son mujeres.
Las diferencias por género en el rendimiento educativo no se explican por las capacidades innatas de las personas. No hay que perder de vista que la educación que reciben los estudiantes está influenciada por el contexto social y cultural. La inversión en un entorno educativo equitativo es esencial para construir un futuro donde las diferencias de género no limiten las posibilidades y aspiraciones de cada individuo. Aún queda trabajo por hacer para desafiar y cambiar los estereotipos de género arraigados en la sociedad desde la infancia. Educar más allá de los sesgos de género tendrá impacto positivo sobre el crecimiento personal y profesional de hombres y mujeres.
Publicado en La-Lista.
20-12-2023