Senasica se sumó hace dos semanas a la lista de organismos de los que se conocía poco. Así sucedió cuando empezaron los ataques a la Cofece, a la CRE, a CNH, a los fideicomisos con sus respectivos nombres —FEIP, Fonden, Fodepren—. De repente, las acciones y las menciones del presidente nos recuerdan que esas figuras existen por alguna razón. Senasica es el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria y básicamente se encarga de que los alimentos que consumimos tengan estándares mínimos de calidad.
Cuando compramos alimentos en los supermercados, las tiendas pequeñas, los mercados, rara vez pensamos en todos los procesos que esos alimentos tuvieron que pasar antes de llegar a nuestro carrito del súper. ¿De dónde es la carne que consumen en tu casa? ¿La congelaron antes o viene directo del rastro? ¿Qué procesos tienen que pasar los pavos o los cerdos antes de llegar a convertirse en jamón para garantizarte que no tienen químicos nocivos o bacterias que podrían enfermarte seriamente? ¿Sabes qué fertilizantes o insecticidas le pusieron a la lechuga o a las espinacas que compras en una bolsa en el departamento de frutas y verduras? ¿Serán portadores de salmonella los huevos que compras? ¿El pescado congelado es 100% pescado o tiene agua añadida para que pese más?
De eso se encarga Senasica. En sus propias palabras, Senasica “protege los recursos agrícolas, acuícolas y pecuarios de plagas y enfermedades de importancia cuarentenaria. Regula y promueve la aplicación y certificación de los sistemas de reducción de riesgos de contaminación de los alimentos y su calidad agroalimentaria, para facilitar el comercio nacional e internacional de bienes de origen vegetal y animal”. No pretendería entender la complejidad de su trabajo, pero sí me doy cuenta de su relevancia.
El presidente, en su conferencia mañanera de hace dos semanas, anunció un nuevo plan de combate a la inflación que, entre otras cosas, eliminaría cualquier tipo de barrera a la importación de determinados alimentos, incluyendo los controles fitozoosanitarios, y delegando esta responsabilidad a las 15 empresas firmantes de acuerdo. El plan no se ha publicado en el Diario Oficial de la Federación. Días después, el presidente añadió que “se usaba a Senasica y a Cofepris como obstáculos” que acababan encareciendo los productos alimenticios.
Supongo que en los procesos sanitarios que verifica Senasica debe haber trámites meramente burocráticos y redundancias en algunos casos innecesarias, trámites que habría que replantear y modernizar. Senasica, como cualquier instancia de control sanitario, representa una barrera artificial al comercio, una barrera para contener la entrada de plagas y enfermedades. Trata de corregir, quizás de manera imperfecta, un problema de información asimétrica con el objetivo de proteger no solo al consumidor final, sino a la producción nacional.
Tratar de abatir un periodo inflacionario abriendo la puerta a todo tipo de problemas sanitarios abriría también un problema comercial. El capítulo 9 del TMEC establece con mucha claridad los criterios sanitarios y fitosanitarios a los que los tres socios se deben de apegar.
Además, si el fenómeno inflacionario actual es global, ¿qué nos hace pensar que con una medida así lograríamos alimentos más baratos?
Quién lo hubiera dicho. Ahora habrá que defender también a Senasica.
*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.
Publicado en El Universal.
18-10-2022