México es un país que desaprovecha el talento de sus mujeres. Ya sea por una carga desproporcionada de labores de cuidados, por violencia o por condiciones laborales rígidas –entre otras razones– solo cuatro de cada 10 mexicanas tienen un trabajo remunerado o están en búsqueda de uno. Sin embargo, la situación que se vive en cada estado es diferente y entenderla permite combatir las brechas de género desde lo local.
Hay estados en donde pareciera más fácil para las mujeres incorporarse a la fuerza laboral. Mientras en entidades como Baja California Sur se parecen más a economías avanzadas como Estados Unidos o Austria por tener una alta tasa de participación económica de mujeres (56 %), hay otros como Veracruz que se ven más como Bangladesh, con una cifra que ronda en 36 %. ¿Qué podría explicar estas diferencias?
Para contestar esta pregunta, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) desarrolló desde el año pasado Estados #ConLupaDeGénero, una medición que permite mapear a través de 15 indicadores las fortalezas y debilidades de cada estado para atraer y retener el talento de las mujeres. En otras palabras, es una fotografía de las condiciones laborales que ellas enfrentan a nivel local.
En la edición 2023, el IMCO ajustó la metodología para reconocer que la incesante violencia de género en México es una de las principales barreras que detiene el potencial económico de las mujeres. Por ello, se incluyeron indicadores de violencia: homicidios contras mujeres y delitos sexuales. Además, debido a la falta de datos para medir la representación femenina en puestos de toma de decisiones más allá del sector público –que representa 13 % de las mujeres con un trabajo– se eliminó el pilar de crecimiento profesional. Sin información, la trayectoria de crecimiento profesional de las mujeres es prácticamente invisible.
Con base en esta nueva metodología es posible afirmar que ningún estado ofrece condiciones laborales óptimas para las mujeres. Sin embargo, hay cinco estados que tienen una mayor capacidad, en comparación con los demás, para facilitar la entrada y permanencia de las mujeres en el mercado laboral: Ciudad de México, Baja California Sur, Nuevo León, Jalisco y Yucatán. Estos comparten una menor tasa de homicidios de mujeres, cuentan con una mayor proporción de mujeres con al menos educación media superior y presentan una distribución menos desigual del trabajo no remunerado.
En contraste, los seis estados con peor desempeño en la medición fueron Guanajuato, Veracruz, Zacatecas, Oaxaca, Puebla y Michoacán. En ellos destaca una mayor proporción de mujeres en pobreza laboral, es decir, cuyos ingresos no alcanzan para comprar una canasta alimentaria. Además, registran una mayor tasa de homicidios contra las mujeres. Finalmente, ellas absorben una mayor carga de trabajo no remunerado.
Un estado capaz de atraer y retener al talento de las mujeres que viven en su territorio es más competitivo. Sin embargo, cerrar las brechas de género requiere esfuerzos conscientes desde lo local para romper las barreras que desde hace años han desalentado a las mujeres a incorporarse y mantenerse en la fuerza laboral.
En particular, los gobiernos estatales pueden generar incentivos para que el sector privado, la academia y la sociedad civil midan y transparenten la proporción de mujeres en puestos de toma de decisiones. Además, podrían hacer esfuerzos para reconocer a los centros de trabajo con ambientes laborales más inclusivos de forma que se cree una sana competencia para que más lugares ofrezcan condiciones laborales que reconozcan la carga desproporcionada de cuidados que hoy absorben las mujeres.
Implementar acciones para abrir oportunidades económicas para las mujeres tiene beneficios para los estados. Si más mujeres se sumaran a la fuerza laboral, más de ellas generarían ingresos propios, las empresas que capten su talento podrían innovar y mejorar su desempeño financiero, y las economías locales podrían crecer a un ritmo mayor. En ese sentido, a los gobiernos estatales les conviene consolidarse como catalizadores del cambio que México necesita para alcanzar la igualdad en el mercado laboral.