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El impuesto Gordillo

De acuerdo con la norma, todos los impuestos federales que pagamos los contribuyentes mexicanos deben estar incluidos en la Ley de Ingresos que, anualmente, aprueba el Congreso. Sin embargo hay un tributo que pagas tú, paga tu familia y pago yo, que no aparece en ningún renglón de dicha ley. Es el Igor o Impuesto Gordillo, que equivale a mil 700 millones de pesos al año. Los recursos derivados de este gravamen se utilizan para pagar los salarios, prestaciones y aguinaldos de cerca de 22 mil 353 comisionados al servicio de la criatura más poderosa del sistema político mexicano.

La autoridad de un diputado dura los tres años de su legislatura. El poder de un senador, un gobernador o del presidente de la República se extiende a lo largo de un sexenio. El imperio de Elba Esther Gordillo no conoce límites ni en el tiempo, ni en la Constitución. Sus dominios se extienden sobre los territorios del Presupuesto Federal y también sobre tu patrimonio familiar. Más o menos, los mexicanos pagamos por Impuesto al Valor Agregado 63 millones de pesos durante cada una de las horas del día, a lo largo de los 365 días del año. El pago del Impuesto Gordillo es equivalente a más de un día entero de recaudación del IVA. Hoy si vas al súper y compras alimentos procesados, si pagas la cuenta en un restaurante, si vas al cine o si adquieres ropa y calzado para tus hijos, estarás contribuyendo a tu pago correspondiente del IGOR.

Las transferencias de dinero público a este Imperio no terminan aquí. De acuerdo con información publicada en el diario Reforma (08-V-2012), las cuotas que pagan los maestros al sindicato rondan los 6.5 millones de pesos diarios. Otro día y medio adicional de recaudación de IVA dedicado exclusivamente a la prosperidad de la Maestra. Todo el IVA que pagues entre hoy y el próximo martes ya sabes dónde va a terminar.

La interesante propuesta que presentó el PRI en el Senado para fortalecer al IFAI, tiene una laguna del tamaño de la influencia de Elba Esther Gordillo: excluye a los sindicatos al servicio del Estado como sujetos obligados de la ley de transparencia. Ojalá, los legisladores del PAN y el PRD se apresten a enmendar esta generosa concesión a los poderes fácticos.

La siguiente propuesta de reforma fiscal debe empezar por transparentar el destino de todo el dinero que emana de las arcas públicas. La legitimidad tributaria es la anuencia voluntaria de una sociedad para cubrir los costos del funcionamiento del gobierno. El jurista norteamericano Oliver Wendell Holmes decía que los impuestos son el precio que pagamos por vivir en una sociedad civilizada. En contraste, el IGOR es el precio que pagamos por vivir en un país muy tolerante con la corrupción. Antes de cobrar nuevos tributos es fundamental acotar estos feudos de la impunidad.

El costo más alto del IGOR lo sufragan los niños y maestros de México. Esos casi tres días de recaudación de IVA se podrían utilizar para garantizar mejores instalaciones en las escuelas o para premiar a los profesores más dedicados del país. El IGOR no dedica un solo centavo a la educación sino a mantener y preservar una de las flotas de aviadores más grandes del planeta.

Una democracia y una economía moderna requieren de sindicatos fuertes que defiendan los derechos laborales de los trabajadores. Sin embargo, el SNTE tiene como primera prioridad preservar los intereses familiares, financieros o políticos de su lideresa vitalicia. La protección de los derechos magisteriales es sólo un efecto colateral en el empeño de Elba Esther Gordillo por preservar su pirámide de cleptocracia corporativa.

Si quieres ponerle un alto a esta obsce- nidad, entra a la página www.finalabuso.org y súmate a los más de 30 mil mexicanos que ya no queremos pagar el Impuesto Gordillo.