Mexicanas bancarizadas, pero no incluidas

FOTO: VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

Por: Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente y Karla Ruiz Argáiz, supervisora de contenidos.

“Lograr un México más sustentable, más incluyente y más justo. Trabajar para que la era digital sea una oportunidad y no una amenaza, y hacer de la tecnología una herramienta de dimensión social para incorporar a más mexicanos al sistema financiero”. Con ese objetivo se llevó a cabo la 85ª Convención Bancaria, la reunión que convoca a la crème de la crème del sistema financiero y bancario en el país. Al discurso de apertura del que se extrae la cita previa, tal vez habría que hacerle una ligera modificación: “incorporar a más mexicanas al sistema financiero”.

Las mujeres no solo enfrentan barreras para incorporarse al mercado laboral, sino también para acceder a un sistema financiero que les permita acumular, proteger y crecer su patrimonio, lo que limita sus posibilidades económicas y la oportunidad de desarrollarse plenamente.

Analicemos #ConLupaDeGénero uno de los indicadores más comunes para medir la inclusión financiera: tener una cuenta de banco o bancarización. En las cuentas de captación, es decir, aquellas que no ofrecen más posibilidades que el depósito de recursos, la brecha es de 1.2 puntos porcentuales a favor de las mujeres. La situación se revierte cuando se observan los productos de apalancamiento como las tarjetas de crédito o los créditos hipotecarios. En este último, la brecha a favor de los hombres implica que por cada cuatro de ellos que acceden a un crédito para comprar bienes raíces, solo hay tres mujeres.

Un simple vistazo a estos datos permite concluir que si bien las mujeres pueden considerarse “bancarizadas” en mayor medida, esto no implica que estén incluidas en un sistema financiero que les permita hacer crecer sus recursos a través de productos crediticios.

Según un reporte de la Cepal, en América Latina factores sociales y económicos como la accesibilidad física, los costos de traslado y tiempo, aunado a la inseguridad en las calles e incluso prohibiciones de movilidad e interacción social fuera del hogar son barreras que limitan la inclusión financiera femenina. Aún más, la exclusión está relacionada con una menor autoestima y autoconfianza en sus habilidades y capacidades en comparación con los hombres.

En el aspecto institucional, otra de las raíces de una baja inclusión es la falta de mujeres en las sillas relevantes de bancos e instituciones. Esfuerzos como el Comité Interinstitucional para la Igualdad de Género en las Entidades Financieras, con sistemas de automonitoreo que den seguimiento a los avances, garantizan que las necesidades y la perspectiva de las mujeres sean escuchadas al momento de tomar decisiones de negocio. Estos han servido para visibilizar que, aunque la mitad del talento en entidades financieras sea femenino, hoy solo 26% de los puestos directivos corresponden a mujeres.

Eliminar barreras que evitan que las mujeres accedan y exploten los beneficios del sistema financiero formal debe ser el enfoque principal tanto de entidades privadas como de las instituciones que diseñan las políticas que las regulan para incrementar la autonomía económica de más mexicanas. Hablemos no solo de sumar a más mujeres a la economía remunerada, sino de las herramientas que se necesitan para ampliar sus oportunidades.

Publicado en La-Lista.

06-04-2022