Artículo
Un peso por litro
El gobierno de Marcelo Ebrard ha sido la víctima más reciente de la epidemia populista que ha contagiado a gobernadores en todos los rincones del país: la cancelación del impuesto a la tenencia. A pesar de que el tributo en el DF se mantiene para vehículos de lujo, el gesto de magnanimidad fiscal le costará a la ciudad cerca de 5 mil millones de pesos. ¿De dónde saldrá la lana para tapar ese agujero en el erario chilango? ¿De boletos más caros en el Metro, de suspender inversiones en nuevas líneas de Metrobús, de reducir prestaciones para policías? ¿Se contratará más deuda para parchar la cobija?Una manera de remplazar los ingresos que generaba la tenencia sería pasar de un impuesto sobre la propiedad del automóvil a un gravamen sobre su uso. El camino más corto para lograr esto sería cobrar un sobreprecio a las gasolinas. En 2010 se vendieron en el DF cerca de 56 millones de litros de gasolina al día. Si se cobrara un peso de impuesto por litro se multiplicaría por cuatro la recaudación de la tenencia. Con ese dinero se podrían construir una nueva línea de Metro y más de 10 rutas de Metrobús cada año. El gobierno del Estado de México se tendría que sumar a la iniciativa y, así, reducir los incentivos a que la gente cargue combustible en la entidad vecina. Si se gasta bien, un impuesto de un peso por litro de gasolina podría transformar la Ciudad de México. El problema es que los defeños y el resto de los mexicanos estamos acostumbrados a recibir subsidios cuando llenamos el tanque del coche, no a pagar impuestos.