Opinión

Un cambio de paradigma para captar y retener talento

La pandemia nos ha transformado como sociedad y una de sus manifestaciones está en las diferencias para captar y retener talento. A nivel global, poco a poco surgen señales sobre colaboradores que están dispuestos a renunciar a sus empleos o lo difícil que es llenar vacantes.

De acuerdo con Talent Solutions, la marca de ManPowerGroup encargada de realizar investigaciones y consultoría sobre recursos humanosMéxico es el país de Latinoamérica en el que las empresas enfrentan mayor dificultad para reclutar talento especializado. Esta situación empeoró durante la pandemia, probablemente por las opciones que se han abierto en otros países, con la posibilidad de trabajar vía remota.

El descontento de las y los colaboradores, sumado a una gran competencia por talento preparado, son fenómenos mundiales que requieren entender las nuevas demandas del capital humano. Según un estudio reciente de McKinsey Global Institute, si las compañías quieren retener a sus colaboradores necesitan destacar el sentido que tienen sus tareas, integrar flexibilidad a las condiciones laborales e invertir en el bienestar físico y emocional de la plantilla laboral. 

Mientras se documentan estos cambios, en México nos llenamos de normas que, desde mi visión, se quedan cortas para atender las necesidades de las personas y transformar la mentalidad relacionada con la productividad. Destaco dos casos en específico.

La primera es la norma para prevenir riesgos psicosociales en los centros de trabajo, que entró en vigor en su totalidad en octubre de 2020. Aunque lleva al menos dos años en operación, se ha convertido en una lista de requisitos que no ha detenido los síntomas de deterioro en el bienestar de las y los trabajadores. Por ejemplo, AON, firma global de gestión de riesgos y seguros, encontró que la estabilidad y salud mental de 86% de los trabajadores mexicanos está en riesgo por sobrecarga de trabajo y largas jornadas.

La segunda es el proyecto de norma para regir el teletrabajo que está en consulta pública desde el 15 de julio de este año, la cual aterriza las reglas que se desprenden de las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo para reconocer y reglamentar el trabajo en casa.

Hay que reconocer que esta nueva norma les puede permitir a las organizaciones tener más orden en esta modalidad de trabajo e invertir para que quienes la aprovechan lo hagan en un mejor entorno. Sin embargo, su diseño tiene el riesgo de convertirse en una lista de trámites que podría romper con la flexibilidad asociada. Además, no considera elementos para una medición objetiva y más moderna para trabajar por resultados y no solo en jornadas extenuantes. Solo incluye un llamado al derecho a la desconexión.

Si las organizaciones quieren captar y retener talento mejor capacitado pueden aprovechar la implementación de estas normas para identificar oportunidades de mejora en las condiciones laborales que ofrecen y no solo hacer lo mínimo necesario para no caer en revisiones o multas. A su vez, las y los profesionistas debemos entender lo complicado del entorno y entrarles a los nuevos desafíos que se nos presenten con la mejor actitud, como lo planteó Alma Rosa García Puig

El mundo laboral está cambiando mucho más rápido de lo que esperábamos. En la medida en la que entendamos la dirección de estos cambios será más fácil adaptarnos y evolucionar con ellos.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora y no representan la postura institucional.

Publicado en Opinión 51.

10-08-2022